(diseño de Gerardo Morán)
Dos libros de reciente aparición amplían (y prácticamente completan) la recuperación de la obra de Irène Némirovsky, fallecida trágicamente en un campo de concentración nazi en 1942.
Irène había nacido en 1903 en Ucrania, en el seno de
una acaudalada familia judía que vio perdida toda su fortuna cuando se produjo
la revolución bolchevique en 1917. Los Némirovsky debieron huir casi con lo
puesto, hasta recalar en la Francia de la posguerra donde el padre de la futura
escritora pudo reconstruir su riqueza.
De manera que los años parisinos (en su primera etapa)
de Némirovsky fueron afortunados, aunque no hubo felicidad familiar a causa de
los enfrentamientos constantes con su madre, Fanny, quien lejos de manifestarle
afecto la menospreció, mientras llevaba una vida frívola de fiestas y amantes
que nunca abandonó.
Irène debutó joven en la escena literaria (a los
veintidós años, con El malentendido) novela que apareció como folletín
en una revista de la época, lo que volvería a registrarse con su segundo
trabajo: Un niño prodigio (1927). En ese primer tiempo, y temiendo la
oposición familiar, Némirovsky firmaba con seudónimos. Fue así como, en 1928,
con veinticinco años de edad, dio a conocer su tercera novela, La enemiga,
escrita por un supuesto Pierre Nérey (este último anagrama de Irène). Como
folletín lo publicó en tres partes la revista Les Œuvres Libres y como
libro solo se iba a conocer en 2011, cuando se editaron sus obras completas.
La enemiga es, en la novela rescatada, la madre
de la protagonista. Pero en este caso es más que difícil escindir la ficción de
la vida real de Némirovsky quien encontraba en su progenitora una “entusiasta”
oposición a cada iniciativa personal que ella encarara. El padre no intervenía
en las disputas de manera que Irène debía arreglárselas como mejor pudiera. A
su disposición tuvo dos armas: la literatura y sus estudios.
Y un apoyo extra, la de quien sería su esposo, Michel
Epstein, con quien contrajo matrimonio en 1926, el mismo año en que terminó su
licenciatura en la Universidad de la Sorbona. Todo lo cual le sirvió para
alejarse del claustro familiar afirmándose en su independencia personal.
La narradora comenzó a escribir a los dieciocho años, de manera que su tercera novela no la sorprendió sin recursos, desguarnecida, en cuanto narradora. Tardaría muy poco en alcanzar la fama, hecho que ocurrió cuando en 1929 se conoció su cuarta novela, David Golder, retrato de un hombre implacable en el mundo de las finanzas. La novela resultó una crítica aproximación al poder financiero y a cuanto se pone en juego para llegar y conservarlo. Resultó también una indisimulable pintura del orbe judío, algo que le trajo cortocircuitos con su propia colectividad que nunca cesaron.
Retornando a La enemiga: habla del constante enfrentamiento o, mejor, la permanente disidencia entre Gabri, una joven sensible, y su madre, que es todo lo contrario y solo piensa en sí misma y actúa en consecuencia. En medio de esa penosa relación queda como “flotando” el recuerdo de la hermana menor de la protagonista, Michette, quien falleció a los ocho años a causa de un accidente, consecuencia de que su madre no las había buscado en algún lugar de París optando por encontrarse con un amante.
Gabri deberá arreglárselas sola, como le ocurriera a
la propia Irène, pero a diferencia de la narradora que encontró el apoyo de su
pareja y se vio aún más fortalecida por la creación literaria, el personaje
ficticio percibe la soledad como constante, mientras tampoco será feliz en el
terreno amoroso.
El enfrentamiento reiterado con su madre se verá más
acentuado cuando llegue a enamorarse de un primo lejano, Charles, socio de su
padre. Antes de eso Gabri acompañada por una amiga poco o nada recomendable
frecuentará sitios de diversión que solo le acentuarán el sentimiento de
soledad. Un supuesto noble ruso aparecerá como
equívoca tabla de salvación y así su vida se verá aún más complicada.
No habrá felicidad ni paz en la existencia de la protagonista
cuyos choques con la madre y la imposibilidad del amor generarán trágicas
consecuencias.
La novela puede considerarse un trabajo “menor”
respecto de las ficciones más importantes de Némirovsky, aunque es al mismo
tiempo válido, porque está escrito ya con esa solvencia, ese saber narrar
a partir de la sensibilidad y de las emociones de sus personajes, “marca de
fábrica” de la novelista, verdadera “cronista” de lo que fue la burguesía
parisina de entreguerras.
Cartas de una vida es una amplia correspondencia conocida en francés cuatro años atrás. Título acertado, además. porque estas misivas terminan siendo una verdadera biografía (y quizás, en términos simbólicos, podría añadirse una radiografía) de la autora. Se trata de una amplia recopilación que se abre con un breve mensaje escrito cuando Irène tenía diez años y se cerrará dieciséis años más tarde, dolorosamente, con el también escueto mensaje enviado por la autora a su esposo e hijas antes de ser trasladada al campo de concentración donde encontrará la muerte.
La correspondencia fue compilada por Olivier
Philipponnat*, quien dividió el extenso libro en cinco partes, muy bien
diferenciadas: Despreocupación, Fama, Incertidumbre, Angustia
y Pesadilla.
Tiene sentido: Despreocupación abarca el
período 1913-1925, cuando la joven Irène amén de estudiar se manifiesta casi superficial,
atenta a las fiestas y similares. Aunque esto no sea totalmente la verdad de su
vida, dado que -amén de tolerar a institutrices y, más que eso, a los devaneos
de su madre- fue una estudiante consciente, al punto de haberse licenciado en
Letras en 1926 (ella fue educada por institutrices y solo comenzó sus estudios
públicos a los dieciséis años).
Su década más feliz, que le habrá despertado
comprensibles y crecientes entusiasmos, se registra entre 1929 y 1939. Son los
años de Fama, en los que sorprende a toda Francia con sus novelas y cuentos.
Textos ágiles, con situaciones y personajes atractivos que develan a una
notable observadora de la vida y las costumbres del orbe burgués parisino, ya
se tratase de alegrías y tristezas, de hechos de solidaridad o de mezquindad.
Para eso Némirovsky supo utilizar escalpelos sutiles y finísimos.
Así, en esos años fue publicando El baile. Nieve
en otoño, El caso Kurílov, El peón en el tablero, El vino
de la soledad, Jezabel, La presa, Dos, El maestro
de almas, Los perros y los lobos y Los bienes de este mundo.
Tanto El maestro de almas como Los bienes de este mundo solo se
conocieron como folletines en vida de la autora. Una enorme producción a la que
hay sumar sus cuentos y sus intentos de guiones de cine, entre otros trabajos.
De manera que, en efecto, el compilador tiene razón en
cuanto a que fueron sus años famosos. En ese período sus cartas muestran
entusiasmo, confesas sorpresas por la repercusión de sus sucesivos libros,
contactos con personajes de la época y, también, una reiterada defensa de sus
derechos autorales, no siempre tomados en cuenta por los distintos editores que
le tocaron en suerte.
Pero, el año 1939 fue un auténtico parteaguas dado que
no solo significó el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, sino que vio al
matrimonio Epstein-Némirovsky en un retroceso que nunca cesaría hasta el deceso
de ambos en Auschwitz.
Es la tercera etapa en la que se divide el libro, Incertidumbre,
y va de 1939 a 1941, años de creciente dificultades para la familia, dado que
los mayores no pudieron conseguir, pese a sus reiterados esfuerzos, la tan
ansiada ciudadanía francesa, al tiempo que a Némirovsky comenzaron a
cerrárseles las puertas para seguir publicando. Cabe señalar que, entre otros
que no dejaron de asistirla se destaca el editor Albin Michel, así como Alain
Sabatier, ejecutivo de la editorial de Michel, quienes mantuvieron con pagos
que en realidad eran subsidios para que Irène pudiera mantenerse ella y su
familia. Epstein, sin culpa alguna, había sido expulsado del banco donde había
prestado servicios durante años.
Las cartas de la época (y mucho más las que siguieron)
hablan con claridad del calvario que experimentó la familia primero en París y
luego, producida ya la invasión alemana a Francia, en un pueblo ubicado en el sector llamado “libre”
donde “gobernaba” (en realidad era un títere de Hitler) el envejecido mariscal
Philippe Pétain, héroe galo por antonomasia de la Primera Guerra Mundial.
Los caminos glamorosos de la década de 1930 que
Némirovsky transitó con tanta felicidad fueron trocando en pasajes cada vez más
azarosos que, al mismo tiempo, rodearon a los Epstein en un creciente círculo
de desconcierto y angustia. Por supuesto que el apellido judío no ayudaba,
obviamente, y cuanto intentaba la autora, con el apoyo de su esposo y de no
pocos escritores y hasta de editores, tropezaban con la oposición de los alemanes,
así como de franceses aliados del invasor.
La cuarta parte, Angustia, abarca el bienio
1941-1942. Y, finalmente, se hará presente la Pesadilla, que llegará hasta
1945, dado que Philipponnat ha incluido cartas de distintas personas preocupadas por la novelista y
también las de Julie Dumot, institutriz de las pequeñas Denise y Élisabeth, quien
ayudó a Irène haciéndose cargo de ellas y trasladándolas a París (más tarde las
nenas serán socorridas -y escondidas- por familias católicas y, en otro
momento, por monjas, lo que les evitará morir como sus padres). En definitiva,
la selección se cerrará con una respuesta que da en enero de 1945 el editor
Michel a un periodista extranjero que intentaba ponerse en contacto con Némirovsky y a quien hace saber que nada se conocía de la novelista y de su marido desde hacía
casi tres años. Hasta esos momentos, aunque se temía lo peor, no había constancias
de la muerte de ambos.
El verdadero martirio in crescendo que sufriera Irène
será develado por sus cartas, cada vez más desesperadas. Lo paradójico estará dado por el hecho de que
la única revista que publicará sus últimos trabajos (firmados con seudónimo), Gringoire,
de por sí derechista, se había volcado a favor de los nazis luego de la
invasión.
Como bien se sabe, la tragedia llegará. El matrimonio
debió separarse y Michel morirá un tiempo después que Irène, también ejecutado
en un campo de concentración. Ambos, sin reencontrarse, perecieron en el espantoso Auschwitz al que
llegaron por separado**. La novelista murió de tifus el 17 de agosto de 1942 y
Michel asfixiado en cámara de gas el 6 de noviembre del mismo año.
Como corolario, cabe señalar que aun en medio de las dificultades para vivir el día a día, Némirovsky nunca dejó de escribir y a Denise y Élisabeth les cupo atesorar las páginas manuscritas que les legara su progenitora. Se sabe que cargaron con esos inéditos durante años. Ellas no se decidían a leerlos, tanto por lo intrincado de la letra de Irène como por el temor de encontrarse con confesiones íntimas de su madre. Algo que obviamente no ocurrió, porque en esos papeles se encontraban los originales de lo que se llamaría Suite francesa, novela premiada póstumamente y que a partir de 2004 permitiera la recuperación de Némirovsky, digamos su “puesto en valor”, el justo reconocimiento a una gran obra que ahora mismo sigue dando que hablar.
*Biógrafo de Némirovsky. Tuvo a su cargo la edición de varias de sus obras recuperadas, así como de una exposición dedicada a la escritora.
**En el corto tiempo en que estuvieron separados, Michel hizo cuanto pudo tanto para el reencuentro como para ubicar a Irène sobre la que súbitamente dejó de tener noticias. Sus mensajes desesperados a cuantas personas conocía o podían influir para obtener la libertad de su esposa hablan de su lealtad y amor inquebrantables.
La enemiga (L’Ennemie), de Irène Némirovsky
Salamandra, Barcelona, 2025, 157 páginas
Prólogo y edición a cargo de Olivier Philipponnat
Salamandra, Barcelona, 2024, 489 páginas
Traducciones de José Antonio Soriano Marco
Ambos libros están dedicados a la memoria de las hijas de Irène
El último mensaje de Némirovsky
“Amor mío, mis adoradas niñas:
Creo que partimos hoy. Valor y esperanza. Os llevo en
el corazón, cariños míos. Que Dios nos ayude a todos”
En Noticias desde el sur
Comentarios sobre las novelas Los bienes de este mundo, Jezabel y El malentendido, datos biográficos de la autora, enlaces de internet y video, conversación con Denise Epstein (en francés, año 2009, duración 9 minutos). Publicados el 31.4.2014
Comentario sobre la novela La presa. Publicado el 11.6.2016
Comentario sore el libro de cuentos Domingo. Publicado el 2.7.2017
Comentario sobre la novela Los fuegos de otoño, texto que fuera modificado al introducir, en 2014, diversas correcciones efectuadas por la autora. Publicado el 22.8.2020
Comentario sobre la novela Dos. Publicado el 6.4.2023
Comentarios sobre Cuentos completos y El peón en el tablero (novela). Publicado el 20.2.2024
Fotografías (de arriba abajo): tomas del París en los años 20 del
siglo pasado, escenario de La enemiga; Irène con su padre, León Némirovsky;
la autora con sus hijas Denise y Élisabeth; Michel e Irène en los años felices
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