DOS, DE IRÈNE NÉMIROVSKY

“Ya no buscamos por gusto la tormenta,

Ni esquivamos el vendaval y el bajío,

Ya no esperamos de la noche o el día

Más que alcanzar sin aventuras la meta…

Rudyard Kipling, El segundo viaje. En el prefacio de Dos



La vida de Irène Némirovsky (quien fue asesinada en un campo de concentración en 1942, cuando tenía 39 años) está marcada tanto por su talento como por el racismo, que la dañó desde pequeña y la “persiguió” a lo largo de su existencia, que tuvo el triste final apuntado. 

Pertenecía a una familia poderosa en la Rusia de los zares, que empobreció súbitamente cuando el comunismo tomó el poder en el país. La familia, ucraniana, debió huir cuando se puso precio a la cabeza de su padre. Ante esa situación, los Némirovsky debieron emigrar de inmediato, permanecieron un año en Finlandia y de ahí pasaron a Francia donde su padre reconstruyó su fortuna. Sin embargo, la condición de judía le generó dificultades que nunca cesaron. Y que, claro, se potenciaron cuando Hitler invadió la nación gala. 

La autora fue de verdad muy talentosa. De joven dominaba unos siete idiomas, especialmente el francés que había aprendido de niña. A los veintitrés años recibió su licenciatura en Letras en la Soborna. Cinco años antes había comenzado a escribir. En 1926 apareció su primer trabajo en revista. Tres años más tarde publicó su novela David Golder, retrato nada generoso de un banquero en bancarrota, para la que tomó como base datos de su propia vida familiar. 

Una mujer muy joven. Sobre la publicación de David Golder, una anécdota ilustrativa: la novela llegó al editor Gasset sin ninguna aclaración sobre quién la había escrito. Gasset quedó impresionado ante la audacia y originalidad del texto, al punto que puso avisos en los diarios para encontrar al autor. Y mayor fue su sorpresa al comprobar que se trataba de una mujer muy joven, algo más que infrecuente para los parámetros de la época.

La fama la alcanzó de manera muy rápida en el París de entreguerras, editores y autores de la época la tomaron rápidamente en cuenta y fue así como -en menos de una década- publicó cerca de diez novelas y varios libros de cuentos. La relación con su madre siempre fue pésima y se acrecentó con el correr de los años. Tampoco se llevó bien con la comunidad judía, al punto de que, para ser “aceptada” por el orbe burgués, terminó bautizándose en la fe católica. Su esposo, Michel Epstein, también banquero, hizo otro tanto, pero la tan anhelada ciudadanía francesa nunca les llegó. 

El racismo avanza. Mientras el nazismo amenazaba cada vez más al mundo, el racismo se acrecentaba en Europa. También en Francia. Quizás con la intención de ser menos rechazada, Irène comenzó a relacionarse con publicaciones nacionalistas que, no bien se produjo la invasión germana, con gran entusiasmo adhirieron al nacional socialismo. 

Entre esas revistas se encontraba Gringoire, publicación que aceptó trabajos de Némirovsky, porque -pese a tanta injusticia social y política- su talento seguía siendo muy valorado. Fue en dicho magazín que, como folletín, en 1938. publicó la novela aquí comentada. Dos llegó al libro un año más tarde. (Cuando publicó en Gringoire su segundo folletín, Los bienes de este mundo, en 1941, la autora debió firmar con seudónimo. En forma de libro se editó de manera póstuma, en 1947). 

En Dos, la novelista vuelve a incursionar en la relación de una pareja a la que sigue a lo largo de los años. La relación entre Antoine Carmonel con Marianne Segré, cabales representantes de la acomodada burguesía francesa, comienza a poco de concluida la Primera Guerra Mundial, cuando el primero regresa a la vida civil un tanto confundido, sin planes ni proyectos, salvo el de experimental el ocio y el placer. 

Lo mismo ocurre con la juvenil Marianne, quien pronto se transforma en su amante. A un lector de estos días el detalle le podría pasar por alto, pero no era tan habitual en el período narrado por Némirovsky. Mucho menos contarlo. 

Aguas turbulentas. Pero ella estaba acostumbrada a “nadar” en aguas turbulentas. En sus ficciones las relaciones humanas eran exhibidas a flor de piel, las emociones puestas en primer plano y, como consecuencia de todo ello, supo hablar con mucha franqueza de infidelidades, de traiciones, de amores y amoríos. Y, de manera especial, del desgaste de la pareja y, tantas veces, del fin del amor. 

Es lo que va describiendo página a página sobre una relación que nunca se muestra consolidada. Sin embargo, luego de encuentros y desencuentros (especialmente de parte de Antoine, personaje muy vacilante en múltiple sentido) la pareja termina casándose. Pero el desgaste comienza casi de inmediato y más aún cuando Antoine se enamora, y cómo, de Évelyne, hermana de Marianne, quien se volverá su ferviente amante. 

En vez de Dos la novela debería llamarse el desencuentro, porque la pareja de Antoine y Marianne nunca halla la forma de, precisamente, encontrarse, hablar y actuar con franqueza. El silencio y el subterfugio devienen constantes. Y son los remedos de monólogos internos aquellos que más fuerza dan a la historia, los que más interés despiertan en el relato. Los que dicen “por dentro” aquello que los personajes de la novela nunca terminan de verbalizar. Cuanto no se cuenta, cuanto no se aclara. 

El cierre. Así cierra la novela Nemiróvsky, hablando de Antoine y Marianne, “sorprendidos” en su madurez, cuando tanto ha quedado atrás, cuando nada o casi nada se puede recuperar: “No se movían, estaban cogidos del brazo y pegados el uno al otro. No sentían deseos; estaban tranquilos, un poco desilusionados y tristes, pero al cabo de unos instantes tuvieron la sensación de que el abatimiento desaparecería”. 

Como lo que, en definitiva, interesa en esta gran escritora es la totalidad de su obra y no cada libro en particular, corresponde darle la bienvenida a este nuevo rescate. 

Cabe recordar que las ficciones de la autora quedaron relegadas en el olvido durante años y aunque hubo una que otra reedición, solo volvió a ponerse su nombre en circulación cuando se publica Suite francesa, en 2004, novela que quedara inconclusa y que Némirovsky escribiera en un gran cuaderno que sus dos hijas conservaron durante décadas, sin leerla, porque temían que fueran memorias o similares que pudieran hacerlas sufrir. La sorpresa fue comprobar que se trataba de una novela, potente, además. Rápidamente convertida en libro, ese mismo año le fue entregado el prestigioso Premio Renaudot (primera vez que se lo acordaba a un escritor fallecido). De inmediato la novela fue traducida a múltiples idiomas y Némirovsky recibió, al fin, ese justo reconocimiento que -en definitiva- nunca tuvo en vida.

Némirovsky en Noticias desde el sur 


Comentarios sobre las novelas Los bienes de este mundo, Jezabel y El malentendido, datos biográficos de la autora, varios enlaces y video, en francés, de una conversación registrada en 2009 con la hija de Némirovsky, Denise. Publicado el 31.4.2014.

Comentario sobre la novela La presa. Publicado el 11.6.2016.

Comentario sobre el libro de cuentos Domingo. Publicado el 2.7.2017.

Nota sobre el aniversario 75 del asesinato de Iréne Némirovsky en el campo de concentración de Auschwitz. Publicado el 17.8.2017.

Comentario sobre la novela Los fuegos de otoño, publicada por primera vez en forma póstuma en 1957, a la que en 2014 se le introdujeron correcciones de la autora que no habían sido tomadas en cuenta anteriormente. Informe en video, en español, sobre la vida de Némirovsky (11 minutos de duración). Publicado el 22.8.2020.

Fotografías: Némirovsky, en tiempos felices, con sus hijas Denise y Elisabeth; vistas del París de entreguerras: la familia de Irène, en este caso acompañada por su esposo Michel Epstein y sus hijas: tapa de la edición francesa 

Dos, Deux, de Irène Némirovsky, Salamandra, Barcelona-Buenos Aires, 2023. Traducción de José Antonio Soriano Marco

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