La vida de la ucraniana-francesa Irène Némirovsky
estuvo signada por situaciones contradictorias, más que infrecuentes. En
efecto, nació y creció en el seno de una familia poderosa que casi súbitamente
dejó de serlo al triunfar la revolución comunista en Rusia. La familia conoció,
también en forma rápida y brutal, lo que fueron la pobreza y el exilio.
Sin embargo, a poco de llegar a Francia, el padre -que
había sido un importante banquero en su tierra natal- con rapidez recobró el
dinero y, de cierto modo, el prestigio social, de manera que Irène, nacida en
“cuna de oro” fue favorecida por la fortuna recobrada que le permitió volver a
una vida acomodada y estudiar nada menos que en la Soborna.
No obstante, aquello que resultó una constante en su vida
fue la pésima relación que mantuvo con su madre, una mujer solo interesada en
ella misma, que desdeñó siempre a su hija, al punto tal de vestirla con ropas
aniñadas para disimular su propia edad. Hedonista, mezquina hasta la crueldad, le
importaron la frivolidad, los amantes que pudiera conseguir, y el gasto sin
tregua.
De niña, Irène se refugió en su niñera, pero no ocurrió
así cuando vivió de soltera en París. Más allá de esa persona circunstancia la
escritora disfrutó su juventud y, al mismo tiempo, fue severa consigo misma en
cuanto a sus estudios, que prosiguió hasta licenciarse en literatura rusa. A
los veinte años su padre le posibilitó vivir sola en un departamento y poco
tiempo después conoció al banquero Michel Epstein, con quien se casó en 1926,
cuando tenía veintitrés años.
Dejando de lado dicha circunstancia la fama de Némirovsky fue súbita, explosiva,
toda vez que su novela resultó categóricamente atractiva, también por el hecho de
haberla escrito una mujer muy joven, hecho nada común en ese entonces. Tan de
inmediato el texto y su autora cobraron los primeros planos que la novela se
tradujo a diez idiomas y en simultáneo el joven director francés
Julien Duvivier la llevó al cine, en la que fue su primera experiencia en cine
sonoro. Al poco tiempo, la historia fue vertida por el cine inglés.
Como expresé, Irène consiguió la fama y continuó escribiendo
y publicando a un ritmo infrecuente, al punto de que entre 1930 y 1936 dio a
conocer diez novelas, mientras los diarios y revistas de la época difundían sus
cuentos. Las historias que narraba pintaban al mundo de la burguesía, hablaban
de las dificultades de las relaciones amorosas, del deseo y las frustraciones,
de la necesidad de dinero (una constante real en su vida, especialmente en lo
que fueron sus últimos años) y de la soledad de los seres humanos. Fue una
narradora nata, con un decir que reiteradamente se volvía muy sutil, cuando no
poético.
Sin embargo, popularidad y fama no fueron suficientes
como para integrarse a la sociedad francesa, pese a sus reiterados intentos como
los de su marido, al punto tal de que se convirtieron al catolicismo, algo que
imitaron muchos judíos a medida que avanzaba el racismo y la persecución antisemita,
especialmente en la cada vez más temible Alemania de Hitler.
Lo cierto fue que ni ella ni Michel obtuvieron la nacionalidad francesa. En sus últimos años Epstein quedó sin
trabajo y la familia, incrementada por el nacimiento de dos niñas, Denise, en
1929, y Élisabeth, ocho años más tarde, dependió de los ingresos que obtenía
Némirovsky con sus ficciones.
Con sus primeras novelas las editoriales le abrieron
todas sus puertas, así como las publicaciones, pero a medida que la situación
política se volvió más compleja no fueron pocas las que se le cerraron, al
punto tal que solo una publicación nacionalista, Gringoire, que
adscribió al nazismo creciente (y a la consecuente intolerancia) difundió sus
últimos trabajos, aunque con la condición de que firmara con seudónimo.
Todo se complicó cuando Hitler invadió Francia y esta quedó dividida en dos partes. La familia Epstein se vio obligada a dejar París y trasladarse a la zona supuestamente independiente conducida por el anciano mariscal Petain. Iréne y su esposo debían lucir la ominosa estrella amarilla, obligatoria para los judíos. Epstein quedó, como se dijo, sin trabajo, el padre de Irène había fallecido (la madre, casi milagrosamente, logró sobrevivir debido a sus contactos) y la ausencia de dinero devino constante.
En rigor, aunque muchos de sus textos comparativamente
breves no son nada desdeñables, la escritora les otorgaba mayor importancia a
sus novelas que a sus cuentos. Es sabido lo que significó conocer en 2004 la
inédita e inconclusa Suite francesa, que resultó el redescubrimiento de
Némirovsky, casi o totalmente olvidada para esos años, y que redundó en la
justicieramente reivindicación de autora y obra, por cierto, numerosa*.
Sus cuentos fueron recuperados en su idioma original y
publicados en cuatro tomos, amén de integrar su Obra completa, pero no
había ocurrido algo similar en castellano, salvo los recopilados en el
volumen Domingo, conocido cuatro años antes de su novela capital.
A fines del año pasado el sello español Punto de Vista publicó una compilación amplia de sus relatos cortos, una tarea encomendada al reconocido traductor y escritor español Mauro Armiño, responsable tanto de la selección como del prólogo de esta edición.
En Cuentos completos se incluyen narraciones de
gran importancia, como lo son “Domingo”, “Lazos de sangre”, “Un hombre
honrado”, “Los vapores del vino”, “Aíno”, “Una comida en septiembre”, por citar
solo algunos de los textos que componen un volumen integrado por un total de
cuarenta y seis relatos. De todos ellos, “Domingo”, una historia de infelicidad
tanto conyugal como parental y que transcurre precisamente en una jornada
dominguera, es el que más me convence.
El sesgo autobiográfico ha estado muy presente en toda la obra de la gran autora. El pasado en Ucrania, el doloroso exilio, la insoportable relación con la madre, aparecen como constantes, al tiempo de que la narradora también habla de las ansias de amar, las asperezas en la pareja cuando pasan los años, las férreas y tantas veces estrechas e inexorables costumbres burguesas, la dificultad de comunicación entre las personas, los choques generacionales, las valiosas descripciones del entorno, y, ya en los tramos finales de lo que fueron sus ficciones, la presencia cada vez más significativa y dolorosa de la guerra.
La guerra, esa realidad límite que alcanzó de lleno a los
Epstein dado que el matrimonio terminó asesinado en sendos campos de
concentración (las niñas se salvaron porque fueron protegidas por distintas
familias durante la guerra; la abuela no las quiso recibir), es la que Irène
deseaba reflejar en un complejo plan narrativo que no pudo concretar. Suite
francesa formaba parte de su intento más ambicioso: relatar una nueva Guerra
y paz en cinco volúmenes, el primero de los cuales fue ei citado y que no
pudo concluir al ser arrestada y, poco más tarde, asesinada**.
Armiño ofrece, al comienzo del libro, amplia información
biográfica sobre la escritora, así como sobre el origen de los cuentos que no
fueron compilados en libro durante la vida de Irène. De ellos, distingue
aquellos que no resultaron producto del momento de los que fueron
“alimenticios”. Incluso cuenta que uno de esos relatos le pareció
incomprensible a la propia Némirovsky.
Hay ausencias no aclaradas, tales como “La comedia burguesa”,
de 1932, e “Ida”, publicado al año siguiente, y que se encuentran editados en
un solo volumen en idioma galo. En cambio, fueron incorporados otros que no
aparecen en el listado referido (“Una comida en septiembre”, entre otros). El
traductor no da explicaciones sobre tales omisiones.
Más allá de esa circunstancia, es siempre bueno reencontrarse con ese mundo tan particular de Némirovsky, donde las emociones se exhiben a flor de piel y en la que prevalecen las omisiones, aquello que no se puede decir, pero que están ahí, en el movimiento de los labios, en las miradas, en el silencio doloroso o cómplice, en cuanto no se expresa, pero que esta maravillosa autora supo contar entonces. Sigue contándonos ahora mismo.
*Como se sabe, el manuscrito de Suite francesa permaneció guardado en una maleta durante décadas y al cuidado de Denise y Élisabeth, las que no se animaban a leer el texto, tanto por la dificultad de entender la escritura de su madre como por el hecho de temer encontrarse con algún tipo de secreto del que no deseaban enterarse. En un momento determinado, las hijas decidieron entregar el manuscrito a expertos que lo lograron “traducir”, con el resultado de haberse recuperado un texto de excepción.
**Con algo de ironía, cuando no de cinismo, se podría decir que la autora no
fue “asesinada” en Auschwitz, pero al mismo tiempo sí lo fue porque murió de
tifus y fiebre, abandonada a su suerte en ese campo de horror. Irène murió el
17 o el 19 de agosto de1942, a los 39 años, dejándonos como legado su
prodigiosa obra.
Cuentos completos, de Irène Némirovsky
Punto de Vista Editores, Madrid, España, 2023/4, 681 páginas
Edición, prólogo y traducción de Mauro Armiño
Un agregado
El sello español Salamandra, del grupo
Penguin/Mondadori, anuncia para abril la publicación de la novela de Némirovsky
El peón en el tablero, que apareciera en la revista L'Intransigeant en
1933 y al año siguiente como libro. En Argentina el sello Losada la publicó a
fines de 2017, en traducción de Graciela Insardi. La versión de Salamandra ha
estado a cargo de José Antonio Soriano Marco, habitual traductor de la
escritora ucraniana-francesa. La cuidada versión de Insardi no elude los
argentinismos. Entre tantos, denomina pieza al dormitorio o recámara.
La novela habla, nuevamente, de la soledad y de las
dificultades que suelen tener en el ámbito burgués para que fluyan las
emociones y la sinceridad prevalezca. En este caso el personaje central, Christophe
Bohun, se siente prisionero de las costumbres, las rutinas, la ausencia de
amor. No logra empatizar con su hijo Phillippe, su matrimonio Geneviève ha
entrado en la debacle de la rutina y la resignación, y con una prima, Murielle,
que ha sido su amante y con quien debe convivir en la misma casa, todo es
desencuentro.
Ellos dependen del anciano padre de Christophe, James, quien había sido poderoso en su tiempo, pero que en el “momento” del relato está muy enfermo y solo aguarda la muerte. A instancias de James, Bohun hijo sigue trabajando en lo que fue la empresa paterna, ahora en manos del fuera su rival.
El dinero resulta el personaje central de la
trama, el que se necesita, el que se espera con ansia, y cada uno de los
personajes “bailan” en torno al poderoso imán. Si la novela es válida, se debe
a la inteligente manera en la que Némirovsky logra describir esas situaciones diría
que silenciosas, en las que prevalecen los pensamientos y sentimientos
escondidos, aquello que se guarda, aquello que entrelaza a las distintas criaturas
sufrientes que pueblan la novela.
Esta, como fue habitual en la autora, también se apoya
en las descripciones del paisaje urbano, del clima, de la temperatura (los
detalles del verano bochornoso llegan a la excelencia), de parques, paseos,
cines, bares, restaurantes. El trazo, tan fino como agudo, propio de la
narradora, tiñe la novela de colores diversos, generalmente sombríos, acertados
en todos los casos.
Otra vez la burguesía, se dirá. Otra vez, es cierto,
pero en el caso de Némirovsky no hay tantas reiteraciones como hallazgos. Y
esos aciertos potencian el relato, se enlazan con las turbaciones de los
diversos personajes, todos viviendo situaciones límites en un tiempo complejo,
en el que las pasiones se ven envueltas por la difícil situación económica por
la que atravesaba Francia en ese tiempo de entreguerras.
De nuevo, Némirovsky no defrauda.
El peón en el tablero (Le Pion sur l'échiquier), de Irène Némirovsky
Losada, Buenos Aires, 2017, 169 páginas. Traducción de Graciela Isnardi
En Noticias
desde el sur
Comentarios
sobre las novelas Los bienes de este mundo, Jezabel y El
malentendido, datos biográficos de la autora, enlaces de internet y video, conversación
con Denise Epstein (en francés, año 2009, duración 9 minutos). Publicados
el 31.4.2014
Comentario
sobre la novela La presa. Publicado el 11.6.2016
Comentario
sore el libro de cuentos Domingo. Publicado el 2.7.2017
Comentario
sobre la novela Los fuegos de otoño, texto que fuera modificado al
introducir, en 2014, diversas correcciones efectuadas por la autora. Publicado
el 22.8.2020
Comentario
sobre la novela Dos. Publicado el 6.4.2023
Fotografías: Irène, Michel, Denise y Élisabeth en un momento de felicidad. La portada de Cuentos completos muestra a un café ubicado en la Avenue de la Grande-Armée, París, años 1924/1925. Tercera fotografía: calle de París, década de 1930. Cuarta: el director francés Julien Duvivier. Quinta: en la misma época, manifestación de obreras que reclamaban mejoras laborales. Sexta: el ominoso campo de concentración donde muriera la escritora. Séptima: el traductor y escritor español Mario Armiño. Octava: soldados franceses resistiendo el avance alemán. Novena: típica imagen de París en los años ’30 del siglo pasado.
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