La mujer del bosque (The Woman in the Woods), de John Connolly
Tusquets,
Barcelona, 2020, 511 páginas
Traducción de
Vicente Campos
En España: 20,50 euros. En Argentina: 259,99 pesos (ebook, aún no se ha distribuido la edición en papel)
Décimo sexta novela, pero décima séptima historia, del conflictuado detective Charlie Parker referida esta vez al hallazgo de una tumba en un bosque de Maine, a la búsqueda de un niño y de un atlas posible que provocan múltiples crímenes
La 17ª historia
del detective Charlie Parker muestra al irlandés John Connolly exhibiendo su
habilidad (y calidad) para encajar con considerable naturalidad lo propio del thriller
con la novela gótica. Quienes han seguido las historias del problemático investigador
saben que al tiempo que investiga un crimen (o varios) toma contacto con
las fuerzas oscuras y malignas que lo asedian.
Esos relatos transcurren
centralmente en la zona del estado de Maine, en el extremo norte de Estados
Unidos, lindante con Canadá, donde suele abatirse el frío por lo que se vuelve también exigente coprotagonista. En este caso el núcleo del
relato refiere a una mujer cuyos restos han sido hallados en un bosque (luego
de la casi inexplicable caída de un árbol joven) y que permiten a los forenses determinar
que antes de morir ha parido a un bebé del que no quedan rastros. Charlie
Parker es comisionado por un abogado de la zona para que determine qué ha
ocurrido con el recién nacido.
Hasta ahí, lo
que podría ser considerado como el relato policial, es decir, una común investigación.
Pero ocurre que tras las huellas de la mujer muerta se han lanzado dos
misteriosos personajes, un inglés casi extraído de algún relato decimonónico y
una mujer de rasgos poco agraciados y que despide un persistente olor
desagradable, como si fuera una enferma en fase terminal. A poco andar, se
sabrá que el inglés que con nadie empatiza se llama Quayle y la mujer Pallida Mors
(con ese nombre es bastante obvio vincularla con la muerte, al menos en nuestro
idioma). Son los nuevos “malditos” que Connolly incorpora a una galería
inquietante alguna vez integrada, entre tantos otros, por el Viajero y el
Coleccionista.
Como ocurriera
en relatos anteriores, la trama se muestra compleja porque se abre en
“subtramas” que, por un lado, refiere al pasado de la mujer del bosque y al
mismo tiempo a las que viven las personas que por una u otra circunstancia le
fueron dando auxilio. Porque, a poco “andar” por las páginas de la novela, se
sabrá que ella huía de un hombre perverso.
Otra subtrama
refiere a un verdadero palurdo, Billy Ocean, hijo de un poderoso de la zona al
que le gusta alardear con sus ideas de supremacista blanco. Billy se pasea con
una gran camioneta a la que ha ornado con banderas confederadas, que remiten al
racismo y al propio Ku Klux Klan, y que Louis, negro y elegante, inseparable
del detective, en acto reivindicativo decide quemar. Con las graves
consecuencias que el acto implica.
Controlados, pero solo a medias, por los llamados “patrocinadores” (ligados al poder), Quayle y Mors están detrás de la mujer perdida, aunque no por ella misma sino porque antes de morir se habría apoderado de un libro especial, que forma parte del llamado Atlas fracturado (1), que si llegara a ser reconstruido podría despertar entre otros al llamado Dios Enterrado o Dios de las Avispas. Y de ahí en más…
Una búsqueda sanguinaria. En tanto, mientras buscan a la mujer y al supuesto antiquísimo Atlas, la feroz pareja va sembrando cadáveres por donde llega a pasar.
No es para nada lo único: un niño recibe extraños llamados a través de un teléfono, de juguete y roto; la hija del detective, Sam, se comunica con Jennifer, otra hija del detective, muerta en un incendio. Y Jennifer interviene para ayudar al niño que recibe las misteriosas llamadas telefónicas.
Así de
continuo.
Capítulos
breves, cambiantes escenarios, intrigas constantes, “saltos” entre la crasa
realidad y los abismos de las zonas oscuras, además de los diálogos agudos, que
muchas veces no eluden el humor, caracterizan a La mujer del bosque, y con
ese cocktail su autor logra “reactivar” esta serie nacida en 1999 y
continuada hasta el presente.
Que, en tanto,
ha proseguido y, por lo que cuenta el propio Connolly, se verá incrementada en
nuevas entregas. Al respecto, cabe aclarar que La mujer del bosque fue
publicada en su idioma original hace dos años y que a ella se le sumó en 2019 A
book of bones (El libro de los huesos), que transcurre tanto en Maine como
en escenarios europeos y que muestra a Parker investigando varios asesinatos.
El autor se ha disculpado por la extensión de la novela, de más de setecientas
páginas.
Amén de haber
escrito un guion para una serie de TV con Parker (por ahora detenida) también
ha concluido The Dirty South (El sucio sur) que ubica a Parker en una
historia anterior a la primera novela de la serie, Todo lo que muere,
mientras anticipa que en abril del año próximo se conocerá una nueva historia,
pero en este caso protagonizada por Louis y su pareja Angel (quien, en La
mujer del bosque, ha sido operado de un tumor y permanecido internado en
Nueva York).
Múltiples
historias entonces del activo escritor irlandés, que sigue sabiendo cómo
despertar el interés de sus lectores.
(1) Cinco partes o fragmentos del mencionado Atlas aparecieron por primera vez
en Música nocturna (Night
Music: Nocturnes 2,
2015; traducción en Tusquets, 2017)
La edición en inglés |
“(Parker) a veces
se despertaba por la noche con la voz de Sam hablándole con tanta claridad como
si estuviera a su lado en la habitación. En esas ocasiones se preguntaba si, por
el hecho de no poder verla a diario, estaba creando discursos imaginarios en
sueños para compensar la ausencia. Pero, a veces, cuando estaba despierto, la
oía hablar con otra niña, y sus palabras le llegaban como un eco desde Vermont,
y a Parker no le cabía dudas de quién era esa segunda figura, porque había oído
a Sam pronunciar el nombre en el pasado.
-Jennifer.
Sam y Jennifer:
la hija viva hablando con la (hija) muerta.
El mundo no podía
ser un lugar más extraño. Parker era consciente de ello, por más que encontrara
solaz en saber que, a su debido tiempo, cerraría los ojos en este mundo y los
abriría en otro, y allí lo esperaría Jennifer, y ella lo conduciría hasta su
dios.
Eran las siete
y media de la mañana. Parker fregó la taza y el cuenco, se subió al
coche y condujo hasta St. Maximilian Kolbe, donde llegó justo a tiempo para la
misa matinal. Se sentó al fondo de la iglesia, donde siempre se sentía más
cómodo. No era un feligrés habitual, pero el catolicismo que lo había impregnado
durante la infancia nunca le había abandonado y todavía encontraba consuelo en
un lugar de culto. Esa mañana primaveral dejó que lo envolviera la liturgia, la
familiaridad de sus llamadas y respuestas, que eran por sí solas una forma de
meditación, y rezó por sus hijas, la viva y la muerta; por su esposa, la que
había perdido, por Rachel, a la que todavía amaba, y por la mujer anónima del
bosque y el hijo al que había dado a luz al final de su vida, deseando que,
estuviera este vivo o muerto, ambos estuvieran en paz”. (p.121)
En el blog
Comentario sobre la novela La canción de las sombras
Comentario
sobre la novela El invierno del lobo
Revisión íntegra, muy exhaustiva (excelente
informe), de la serie de Charlie Parker en el programa “Retrologando”, a cargo
del filólogo y dramaturgo Adelardo Sierra (el segundo responsable es Enrique
Sierra). Subido a YouTube el 9.7.20. Duración: 38, 27 minutos
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