“¡Vuelven, vuelven!”, anunciaba la Negra Zira aquel mediodía de otoño, en el gran parque donde se unen la ciudad brasileña de Santana do Livramento y la uruguaya ciudad de Rivera.
Así comienza la cuarta novela del argentino José Gabriel Ceballos, que fuera finalista del Premio Herralde (anualmente concedido por el sello Anagrama de España) relato intenso “atravesado” tanto por la historia como por el tiempo actual, por seres comunes y silvestres y otros que llegan de tiempos pretéritos, entre ellos el caudillo Juan Francisco Pereira de Souza y el escritor y periodista Florencio Sánchez, aquel de “m’hijo el dotor”.
La novela del creador de la serie de Buenavista* convoca a seres vivos y a terceros, fantasmales, y “se mueve” con amplia libertad tanto por las veredas de lo verosímil y cotidiano como por las regiones alternativas (a la vida de todos los días).
Pereira de Souza fue un caudillo que se asentó en la frontera entre Brasil y Uruguay, en la que tuvo a su mando una tropa grande y feroz de la que emanaron leyendas de terror, aunque basadas en hechos verídicos sustentados sobre la sangre y el dolor de sus enemigos. Acontecimientos registrados entre fines del siglo XIX y comienzos del XX.
La novela habla de un plan poco común que propone a las actuales autoridades de Santana do Livramento un empresario, norteamericano y arribista, Ronald Somers, quien tiene la intención de aunar un especial (muy especial) parque temático con un hotel de lujo.
Muy especial, porque el poco común propósito del empresario es reconstruir la fortaleza desde la que impuso su dominio Pereira de Souza y no solo ella, sino (especialmente) la serie de sevicias y horrores que se vivieron en su interior. Una suerte de desfile del terror, para la complacencia de visitantes ávidos de experiencias límite.
Pero sabido es que no hay que tentar al demonio… Porque al tomar conocimiento de que se proponen reconstruir lo que fue su pasado, es el propio caudillo quien decide presentarse en el lugar para defenderse y custodiar su memoria.
Y dado que el mismísimo Pereira decide regresar de entre los muertos (acompañado por su tropa) “corresponde” que también lo haga Florencio Sánchez quien, “en sus tiempos mozos” supo andar por la zona y escribir sobre lo que allí ocurría, incluyéndolo al caudillo.
Además de otras cuestiones, divergentes, como le ocurre al documentalista Emilio Ballesteros, que contratado por el empresario al principio solo se había propuesto realizar un trabajo profesional sin añadidos, pero que, a medida que va comprometiéndose con el proyecto, avizora la alternativa de una creación más potente que, al término y como tantas cosas en la vida, quedará envuelta en la materia con la que se elaboran los sueños.
Muertos que reviven, negocios turbios, asesinatos y convocatorias a los espíritus, sanas intenciones que tropiezan a cada rato con las que no lo son, fantasmas que parecen “bailar” con los seres vivos, deseos inconfesos, la novela toda semeja a un tiovivo en constante movimiento mientras emergen una y otra vez las contradicciones.
El final, que tiene que ver con la derrota y el olvido,
guarda una fina ironía relacionada con “el caudillo inolvidable”, sutileza propia del autor que suele hacer del humor su sello distintivo.
Novela de sólida coherencia interna, narrada con la habitual solvencia de Ceballos, se desarrolla con soltura logrando que vivos y “muertos” convivan de manera digamos natural, obligado a quien lea, eso sí, a que suspenda la incredulidad y se sumerja en el mundo de aquelarre que nos propone. La convocatoria está justificada.
Un caudillo inolvidable, de José Gabriel Ceballos. Contexto, Resistencia, Argentina, 2024, 167 páginas
*Buenavista es un territorio
de relatos gestado por Ceballos que en el presente 2025 cumple cuarenta
años de existencia. Celebrándolo, este año aparecerá un libro con nuevos
cuentos.
La presente ficción
forma parte de lo que Ceballos llama la Tetralogía de las fronteras,
integrada por las novelas Ivo, el emperador (2002), Caso Goulart:
daños colaterales (2023), Un caudillo inolvidable (2024) y una
cuarta, inédita, sobre la que el autor dice: “todavía no tiene título definitivo,
aunque ya está hecha y varias veces corregida. Trata sobre un hermano de
Getulio Vargas, que cometió barbaridades en la frontera entre Santo Tomé (Argentina)
y San Borja (Brasil)”.
¿Cómo nace tu interés por estas historias que parten de hechos reales ocurridos en la zona fronteriza de Brasil?
Bueno, nací y vivo en la frontera con el Brasil. Un lugar que, por el diálogo, o si se quiere el choque, de dos culturas muy distintas, genera constantemente historias y personajes especiales, quiero decir potentes. Imposible no interesarse, por lo menos si uno convive con ellos.
Ivo, al que llamas el emperador en la primera novela de la serie, Joao Goulart, en la segunda novela, ahora el caudillo, más adelante quien fuera hermano del popular presidente Getúlio Vargas, personajes centrales de tus novelas, antes que nada, fueron personas reales y al mismo tiempo poco comunes. ¿Es habitual que emerjan seres así en el espacio de las fronteras?
Sí, al menos por en estos pagos, como te dije. Uno quisiera tener más de una vida para llevarlos a la escritura. A mí. por ejemplo, me gustaría abordar ennovela el capítulo de los contrabandistas legendarios que existieron por acá, los Juvencio Gutiérrez, ese personaje impresionante de Tabajara Rúas. Una materia que seguramente me quedará pendiente, porque voy a cumplir los setenta y tengo otros proyectos ya en desarrollo.
Al leer las novelas de la tetralogía, especialmente en las dos últimas, me nace decir “la imaginación al poder” porque mezclas lo cierto con lo fabulado (con resultados muy nobles) y en cuanto a esto último lo llevas hasta límites extremos. Si coincides, ¿qué reflexión te surge?
Es que el mundo de la imaginación está muy presente en lo que podemos llamar la cultura fronteriza que se vive acá. Por ejemplo los cultos afrobrasileños, los mitos guaraníes y la religiosidad popular que imperan del lado correntino (basta pensar en el Gaucho Gil o en San La Muerte), los famosos “sucedidos” que se cuentan en el campo de ambos lados de la frontera, las historias negras de los caudillos tanto correntinos como brasileños, todo eso alimenta un imaginario que puede parecer extremo pero que termina siendo, digamos, “normal”. Días atrás estuve en la fiesta del Gaucho Gil, en Mercedes, y allí los límites entre imaginación y realidad inevitablemente desaparecen.
Festejas en este 2025 los cuarenta años de las historias de Buenavista, tu personal territorio mítico que tanto celebramos quienes te leemos habitualmente. ¿Encuentras ligazones en ese pueblo especial en el que suele ocurrir “de todo” con este otro mundo, el de las fronteras? Añado que en ambos casos haces del humor una constante que enriquece -mucho- tus relatos. También sobre esto último pido tu reflexión.
Sí, claro. Buenavista es un pueblo de frontera, concretamente de la frontera con el Brasil, eso aparece explícito en varios cuentos de esa serie. En cuanto al humor, es una mirada de la que suelo valerme porque me siento cómodo usándola, tanto en cuento como en novela. Aunque a veces me inclino hacia la tragedia, pero el humor, por supuesto, resulta más saludable a la hora de escribir.
Un fragmento
En las páginas finales de la novela se suscita un diálogo entre Ángel Garagorry (Angelito) a quien se lo presenta como el decano de los poetas riverenses y el “fantasma” de Florencio Sánchez. Lo acompaña Fabiana Robles, mujer que ha terminado de la peor manera su paso por la vida:
- Usted es médium – le dice Sánchez, muy serio.
- Soy poeta -corrige Garigorry, con una sonrisa indecisa.
- Con razón puede vernos – dice Sánchez.
Y el poeta:
-Y usted es…
- Florencio Sánchez – admite Florencio Sánchez.
- Entonces… ¿no estoy soñando?
Y Florencio Sánchez:
- No, mi amigo. Ni lo dude. Como poeta debería saber que
esas divisiones, sueño y vigilia, fantasía y realidad, más allá y más acá, no
valen gran cosa.
Sigue un silencio embarazoso. La chica los observa
aparentemente divertida.
- No vaya a molestarse por eso... – balbucea el poeta
señalando el muro (donde se escribieron leyendas insultantes contra Florencio
Sánchez).
La luz callejera pone un brillo bituminoso en el letrero.
- No, desde luego – dice Sánchez.
- Soldados de Juan Francisco ¿no? ¡Son unos bárbaros! –
dice Garagorry.
– Y ya ve cuánto
me odian.
Fabiana López coloca una mano en el hombro de Sánchez.
- Tenemos que irnos – le murmura.
- Sí, nos vamos. Adiós - y el dramaturgo empieza a darse
vuelta. - Buenas noches -saluda Fabiana.
- Maestro… - interrumpe Garagorry.
-Diga.
- Lo admiro. Usted no se imagina cuánto lo admiro.
- Gracias.
– Y esta noche me
siento enormemente feliz, maestro. Por haber hablado con usted.
(págs. 141/142)
Fotografías (de arriba abajo): El caudillo Juan Francisco Pereira de Souza: templo de Nossa Senhordo Livramento, que data a del siglo XVII; foto de autor y libro tomada del diario Época, de la ciudad de Corrientes; el escritor Florencio Sánchez
En Noticias desde el sur
Postales:
Premian a José Gabriel Ceballos en Buenos Aires. 3.9.2015
Comentario sobre Caso Goulart:, daños colaterales (novela). Entrevista al autor. 5.12.2023
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