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La autora y el cuadro "Lo que pasa inadvertido", de María Luz Seghezzo |
La escritora argentina regresa con un poemario de excepción, reconocido con un premio inernacional. En él la temática familiar resulta un río de
ternura y dolor expresado de manera sutil y convincente
Decir
destino es navegar un mar que nunca se termina
Eclipses
familiares se presenta como el poemario más sólido y
comprometido en la obra de la santafesina Patricia Severín. Este
infrecuente volumen fue premiado el año pasado en España, galardón compartido
con la poeta canaria Silvia Rodríguez (por textos también de considerable
calidad) y, lamentablemente, de escasa repercusión en nuestro país. Suele
ocurrir.
Severín se ha atrevido a
mucho en su más reciente trabajo. De una manera reflexiva, íntima y dolorosa,
ha escarbado en la memoria familiar, en el padre muerto y en la madre anciana,
hoy con dificultades de comprensión.
Lo más doloroso, admite,
es haber hablado de la madre enferma, pero, al mismo tiempo, se ha tratado de
una suerte de personal expiación. Y así como llegar a decirlo en forma poética
significó un esfuerzo de construcción, el resultado le dio una cierta paz: “A
veces escribo para sacarme lo que me acongoja”.
“quizá fue aquella noche
/ hace años
en que mi hermana
la tomó del brazo y le
dijo:
me estoy muriendo mamá
quizás fue allí
cuando la oscuridad le
comenzó a crecer”.
La hermana se fue, muy
joven. El padre también. La madre, que él conoció en su esplendor, al que ella
“amó tanto”.(en el “ahora” del poema) se mueve entre las sombras. El padre
recordado de cierta manera conserva su luz, aunque pendiera sobre él la cruz
del final:
“Mi padre quedó en los
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la foto lo refleja alto
prolijo bigote sobre
labios finos
entrada en la frente y
en los ojos
esa tristeza
desconcertada
del que sabe que pronto
morirá”.
Poemas “amasados” entre
la memoria, el presente, las emociones y el buen pulso para escribir sin
desbordes, recordando -la autora- que en todo momento debe prevalecer la
actitud y la acción literaria. La palabra, en suma.
“detrás de un vidrio
esmerilado
está de pie la familia
reconozco a cada uno por
su sombra
los muertos / abuelos /
bisabuelos
todos están presentes
la sombra es un
triángulo con vértice hacia el fondo
la vida ha llegado desde
allí”.
“Escribo para sacar lo
que me acongoja. Y al hacerlo una pesada carga se desprende de mí y queda en el
papel”. De esto trata este poemario
escrito durante dos años intensos y, se puede presumir, desgarradores.
Hay, claro está,
una “confesión”, una manera de mirar, una forma de reflexionar sobre lo
acontecido y sobre lo que ocurre, lo que le ocurre, al ser más querido. Y, hay,
sobre todo, una manera contenida, austera, y muy compleja, de decirlo.
Haber cruzado el Rubicón
de su existencia personal con tanta carga y también con tanta pericia es un
triunfo. Que se lo hayan reconocido a Severín más allá de nuestras fronteras
señala una determinada riqueza expresiva, el reconocimiento de un lenguaje propio
que cabe remarcar y celebrar.
el rencor se
huele, cimarrón, más allá de los pastizales
Eclipses familiares, de Patricia Severín
Fundación María del Pilar Berruezo
Tafalla, Navarra, España, 2019, 75 páginas (edición total: 160 páginas)
Seguido de Marabulla, de Silvia Rodríguez
Libros premiados en el XXIV Certamen de Poesía María Villar
Una temática atravesada por lo personal
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Con el pintor Miguel Ocampo |
¿Cómo nació la idea de Eclipses familiares?
Siempre me pasa, que comienzo a escribir y no sé dónde va esa línea que está comenzando a formarse. Cuando empieza a tomar cuerpo, en el sentido de que el tema se hace recurrente, y los poemas ya son varios (o muchos), me voy enterando hacia el lugar que quiere ir lo que se inició en medio de tinieblas sin tener un destino muy preciso. Me parece que debo aclarar aquí que mi estilo no es juntar poemas sueltos y armar un libro sino hacer un todo temático que se manifiesta en libro.
¿Te llevó mucho tiempo su elaboración?
No mucho, considerando mi lentitud para redondear los textos y darlos por terminados. Fueron más o menos dos años en los cuales obviamente hubo varias mutaciones. La última parte, por ejemplo (La Familia), sentí la necesidad de escribirla cuando terminé las dos primeras (Mamá; Papá).
¿Cómo fue, en tu ánimo, abordar una temática atravesada por lo personal?
Siempre mis temáticas están atravesadas por lo personal. Esta, en especial, fue difícil porque hablo de mi madre anciana (que aún vive) y su transformación mental (dolorosa para mí) entre el antes y el ahora.
¿Tuviste que desarrollar algún tipo de estrategia para mantener distancia entre la experiencia personal y lo que fuiste plasmando en tu poesía?
Hay una primera escritura a lo que llamo magma en donde expreso libremente lo que quiero decir. Luego lo voy transformando en la manera en que lo debo decir. Allí entra, por decirlo, de algún modo, la profesión, y en ella, las lecturas que nos influyen o traspasan al momento de decir lo que necesitamos decir. Mi estrategia es dejar reposar lo escrito por un tiempo; cuando nuevamente lo abordo ya tengo la distancia suficiente para ser crítica de mi propio texto.
¿Trabajaste los textos en soledad? ¿Hubo consultas, digamos así, externas?
Siempre los trabajo en soledad. Luego los doy a leer a uno o dos poetas que considero que su juicio puede ser enriquecedor, y a partir de estos análisis los vuelvo a corregir y comienzo a armar el volumen. Siempre sobra o falta algo. Allí entonces completo el andamiaje.
¿Buscaste en otras, en otros, “registros” que se acercaran al tuyo?
En esta temática no hay mucho como antecedente. Por lo menos que yo conozca. Lo que he leído no siempre me gustó, soy un tanto precursora en decir de este modo lo que tengo para contar en esta temática tan fuerte. Pero hay textos, como el de la escritora Irma Verolín, de los cuales extraje versos, que transformé en epígrafes, y me resultaron lucecitas para no perderme en el camino.
Si tuvieras que definir en pocas palabras lo que te ha significado ese camino que has transitado, ¿cuáles serían?
A veces siento que escribo para sacar lo que me acongoja. Y al hacerlo una pesada carga se desprende de mí y queda en el papel. Si puedo lograrlo la sensación es de una enorme paz y de una extraña felicidad.
Tres poemas del libro
el orden del amor
decir destino
es navegar un mar que nunca se termina
hay que buscar un atajo
para tanta inmensidad
una fatiga oculta
tapa el propósito de la vida
la madre se mira en un vidrio transparente
haber vivido tanto y no recordar
resulta un vicio absurdo
una flecha que nunca da en el blanco
ya no habrá tiempos mejores
el orden del amor no está cumplido
¿qué pasó con su madre su padre sus hermanos?
¿qué nudo quedó hundido en aquel mar?
¿se puede dar lo que no se tiene?
¿hallar lo que está perdido?
Ser la sobreviviente de esta tribu
Es cumplir la condena de su estirpe
vivir vivir vivir
solo para olvidarlo
el filo hilo de nuestro amor
dice que quiere irse
quiere volver a su casa de una buena vez
¿qué puedo decir?
que yo también lo prefiero
que debemos tolerarnos mansamente
para sobrellevar en paz esta batalla
que aún la guerra no se tragó por completo
el fino hilo de nuestro amor
el asma / el cigarrillo
las mareas se elevan con la luna
el asma / el cigarrillo / el baño de vapor
la muerte gaseosa y fría en la neblina
la asfixia / la madre / la familia
le oí decir:
aquí soy lo que soy
junto al mar
donde la luz cae a pleno
sobre el resplandor de la tarde
la inmortalidad llega frívola / desencantada
el polvo de lo irreal
envuelve como una capa de lino
las palabras que no pudieron decirse
vamos por una autopista imaginaria
él, nosotros,
el rencor se huele, cimarrón, más allá de los pastizales
penetra los poros
y quedamos en éxtasis
aquí soy lo que soy
llegamos a mirar el mar
a sonreír
a saber que la alegría existe
pero no nos dimos cuenta quién era el que fue
En el blog
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Con el pintor Miguel Ocampo |
Una temática
atravesada por lo personal
¿Cómo nació
la idea de Eclipses familiares?
Siempre me pasa, que comienzo
a escribir y no sé dónde va esa línea que está comenzando a formarse. Cuando
empieza a tomar cuerpo, en el sentido de que el tema se hace recurrente, y los
poemas ya son varios (o muchos), me voy enterando hacia el lugar que quiere ir
lo que se inició en medio de tinieblas sin tener un destino muy preciso. Me
parece que debo aclarar aquí que mi estilo no es juntar poemas sueltos y armar
un libro sino hacer un todo temático que se manifiesta en libro.
¿Te llevó
mucho tiempo su elaboración?
No mucho, considerando
mi lentitud para redondear los textos y darlos por terminados. Fueron más o
menos dos años en los cuales obviamente hubo varias mutaciones. La última
parte, por ejemplo (La Familia), sentí la necesidad de escribirla cuando
terminé las dos primeras (Mamá; Papá).
¿Cómo fue,
en tu ánimo, abordar una temática atravesada por lo personal?
Siempre mis temáticas
están atravesadas por lo personal. Esta, en especial, fue difícil porque hablo
de mi madre anciana (que aún vive) y su transformación mental (dolorosa para
mí) entre el antes y el ahora.
¿Tuviste que desarrollar
algún tipo de estrategia para mantener distancia entre la experiencia personal
y lo que fuiste plasmando en tu poesía?
Hay una primera escritura
a lo que llamo magma en donde expreso libremente lo que quiero decir. Luego lo
voy transformando en la manera en que lo debo decir. Allí entra, por decirlo,
de algún modo, la profesión, y en ella, las lecturas que nos influyen o traspasan
al momento de decir lo que necesitamos decir. Mi estrategia es dejar reposar lo
escrito por un tiempo; cuando nuevamente lo abordo ya tengo la distancia
suficiente para ser crítica de mi propio texto.
¿Trabajaste
los textos en soledad? ¿Hubo consultas, digamos así, externas?
Siempre los trabajo en
soledad. Luego los doy a leer a uno o dos poetas que considero que su juicio
puede ser enriquecedor, y a partir de estos análisis los vuelvo a corregir y
comienzo a armar el volumen. Siempre sobra o falta algo. Allí entonces completo
el andamiaje.
¿Buscaste en
otras, en otros, “registros” que se acercaran al tuyo?
En esta temática no hay
mucho como antecedente. Por lo menos que yo conozca. Lo que he leído no siempre
me gustó, soy un tanto precursora en decir de este modo lo que tengo para
contar en esta temática tan fuerte. Pero hay textos, como el de la escritora Irma
Verolín, de los cuales extraje versos, que transformé en epígrafes, y me
resultaron lucecitas para no perderme en el camino.
Si tuvieras
que definir en pocas palabras lo que te ha significado ese camino que has transitado,
¿cuáles serían?
A veces siento que escribo
para sacar lo que me acongoja. Y al hacerlo una pesada carga se desprende de mí
y queda en el papel. Si puedo lograrlo la sensación es de una enorme paz y de
una extraña felicidad.
Tres poemas
el orden del
amor
decir destino
es navegar un mar que
nunca se termina
hay que buscar un atajo
para tanta inmensidad
una fatiga oculta
tapa el propósito de la
vida
la madre se mira en un
vidrio transparente
haber vivido tanto y no
recordar
resulta un vicio absurdo
una flecha que nunca da
en el blanco
ya no habrá tiempos
mejores
el orden del amor no
está cumplido
¿qué pasó con su madre
su padre sus hermanos?
¿qué nudo quedó hundido
en aquel mar?
¿se puede dar lo que no
se tiene?
¿hallar lo que está
perdido?
Ser la sobreviviente de
esta tribu
Es cumplir la condena de
su estirpe
vivir vivir
vivir
solo para olvidarlo
el filo hilo
de nuestro amor
dice que quiere irse
quiere volver a su casa
de una buena vez
¿qué puedo decir?
que yo también lo
prefiero
que debemos tolerarnos
mansamente
para sobrellevar en paz
esta batalla
que aún la guerra no se
tragó por completo
el fino hilo de nuestro
amor
el asma / el
cigarrillo
las mareas se elevan con
la luna
el asma / el cigarrillo
/ el baño de vapor
la muerte gaseosa y fría
en la neblina
la asfixia / la madre /
la familia
le oí decir:
aquí soy lo
que soy
junto al mar
donde la luz cae a pleno
sobre el resplandor de
la tarde
la inmortalidad llega
frívola / desencantada
el polvo de lo irreal
envuelve como una capa
de lino
las palabras que no
pudieron decirse
vamos por una autopista
imaginaria
él, nosotros,
el rencor se huele,
cimarrón, más allá de los pastizales
penetra los poros
y quedamos en éxtasis
aquí soy lo
que soy
llegamos a mirar el mar
a sonreír
a saber que la alegría
existe
pero no nos dimos cuenta
quién era el que fue
En el blog
Qué buena noticia. Muy merecido!!!!
ResponderEliminarEs así, afortunadamente. Saludos
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