SEÑOR KAFKA, DE BOHUMIL HRABAL

Autor de una treintena de obras literarias, entre novelas y cuentos, el checoslovaco Bohumil Hrabal (1914-1997)* ha sido uno de los más grandes escritores que ha dado la Europa oriental, casi podría decir “heredero” de su connacional Franz Kafka, aunque con las diferencias caracterizadas por un gran sentido del humor, la visión “surrealista” de la realidad y un notable decir poético que siempre lo destacó. 

Ahora, Nórdica -en cuidada edición, como es tradicional en el sello español- publica Señor Kafka, una serie de seis relatos que se conocieron en uno de los años más fecundos de Hrabal: 1965, época en que se difundió la notable novela breve Trenes rigurosamente vigilados (que al poco tiempo sería llevada al cine por su connacional, el talentoso Jirí Menzel). 

Doce años más tarde, Hrabal recibiría represalias de parte del gobierno comunista de la época (en ese momento denominada “de normalización”) a pesar de no haber participado en movimientos opositores, como fuera la famosa misiva pública llamada Carta 77 (firmada en 1977 por doscientas cuarenta y una personas) en la que se reclamaba adherir a los derechos humanos proclamados por los denominados Acuerdos de Helsinki suscriptos por treinta y cinco naciones, entre ellas Estados Unidos y la URSS. Sin embargo, el régimen consideró “criminal” tanto a la Carta como a sus firmantes. 

A partir de ese momento, la obra de Hrabal solo circuló de manera clandestina a través de los llamados samizdat, impresos ilegales nacidos en la Unión Soviética y que, por extensión, se los denominó de la misma manera (la palabra es de origen ruso y quiere decir autopublicación) en los países de Europa oriental con gobiernos marxistas. A pesar de la popularidad de Hrabal, su obra se difundió de esa manera hasta prácticamente el derrumbe del gobierno, en 1989. 

Pese a todo, el gran autor logró concluir una quincena de libros en dicho período represivo, algunos de los cuales pudieron ser conocidos en el exterior. A posteriori, cuando Checoslovaquia recuperó su independencia y, más tarde, en los años en los que se dividió entre República Checa y Eslovaquia, Hrabal agregó a su obra unos cinco títulos más, antes de morir a los ochenta y cinco años, cuando estaba internado y sin haber podido determinarse si su muerte se produjo por accidente o se trató de un suicidio al caer de un balcón. 

En cuanto a Señor Kafka, en rigor se trata de una nueva versión de Anuncio una casa donde ya no quiero vivir**, que fuera vertida a nuestro idioma en 1989 por Península. La actual traducción estuvo a cargo de Patricia Gonzalo de Jesús. En estos seis cuentos Hrabal se esmeró en mostrar, a través del humor, el toque surreal, el erotismo y hasta el absurdo, lo que era la vida cotidiana de los checoeslovacos “aplastados” por el vivir cotidiano que imponía el régimen. Lo llevó a cabo con la sabiduría propia del gran narrador que siempre fue. 

El mejor de los ejemplos es el relato  “La bella Poldi” que, obviamente, puede confundir, dado que Poldi no es una mujer, sino una aviesa fábrica metalúrgica, en la que se deben cumplirse metas de producción muy rigurosas, el trabajo entraña constante peligro, se advierte la presencia de mujeres detenidas (Hrabal no aclara a causa de qué; presumible mano de obra esclava) y el todo, el trasfondo, habla de penurias, de situaciones dolorosas, (incluyendo pérdidas de extremidades, cuando no de la vida) y que el poeta presenta en términos de logros, de belleza, cuando no de éxtasis. Solo la pluma de un grande como Hrabal puede trocar lo sórdido en algo poco menos que maravilloso. 

La represión, los “caídos en desgracia”, tan propio del orden comunista, se dan cita en otro relato, “La traición de los espejos”, donde operan precisamente “en espejo” dos estatuas (la de un santo y la de un militar) que se encuentran en reparaciones, en tanto ingresan sin cesar placas y similares relacionadas con alguien caído en desgracia y que han sido retiradas, con prisa y sin pausas, de toda Praga. 



La elocuencia de la cubierta, diseñada por Dan Stiles, habla del mundo opresivo en el que se desarrollan los cuentos. Con un estilo que remeda al que prevaleció durante el estalinismo, el humo que envían grandes chimeneas al cielo termina transformándose en perfiles humanos, homogéneos y al mismo tiempo carentes de vida.
 

Los restantes cuentos abrevan en el mismo pozo que habla de un desconcierto ante la pesada realidad que se presenta, para la cual tanto el humor como el absurdo resultan, o pueden resultar, las vías adecuadas para la comprensión (y el aguante) de ese tiempo de opresión. Quizás por eso el cuento que da título al libro semeja a una interminable danza en el que a cada rato mutan situaciones y personajes, como si nadie pudiera ocupar el lugar adecuado.


Tal el espacio “concentracionario” (palabra inexistente) de las historias contadas con agudeza y disimulada tristeza por este excepcional autor, cuya obra dispersa en nuestro idioma bien merecería una colección o “biblioteca” que la reúna y que se incluya en ella todos aquellos títulos que seguimos sin conocer en castellano. Sus muchos lectores quedaríamos más que agradecidos. 


*Bohumil significa amar a Dios.


 **La lechería podría estar abierta también de noche

Empezar a vivir sola es más que nacer

Es posible comprender la incredulidad

como una atención que no hace distinciones

Por lo demás, anuncio una casa

en la que no quiero vivir

Viola Fischerová

 

Señor Kafka (Inzerát na dům, ve kterém už nechci bydlet), de Bohumil Hrabal

Nórdica Libros, Madrid, 2023, 150 páginas.

Traducción de Patricia Gonzalo de Jesús  






Fotografías. De arriba a abajo: Fotograma de Trenes rigurosamente vigilados (Jirí Menzel, 1968. Oscar a la mejor película extranjera); visita de Louis Armstrong a la catedral de San Vito (Praga, 1965); el diseñador norteamericano Dan Stiles; puente de Carlos (Praga, 1965); cubierta de la edición checoslovaca

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