La revista
norteamericana National Enquirer, en
su edición del pasado 14 de enero, publica una página en la que afirma que, luego de seis meses de búsqueda, logró al fin dar con la huidiza figura del
escritor Thomas Pynchon, quien -salvo una vez- se negó a dar entrevistas y del que sólo se conocen algunas fotos de su juventud.
Hasta ahora
nadie salió a confirmar la noticia de esta publicación dedicada centralmente al
mundo de la información frívola, pero tampoco Pynchon, ni sus allegados, desmintieron
la veracidad de las dos imágenes publicadas en las que, presuntamente, aparece el
autor de 81 años. Las fotografías aludidas muestran a un anciano encorvado y
abrigado, con abundante cabello y barba muy blancos. Lleva también bastón y da
el brazo a un joven que, se afirma, es el hijo del gran autor.
Los periodistas
de todo el mundo y, especialmente, de los Estados Unidos, han estado durante
años a la “caza” de este narrador incalificable e inabordable. En el país del
norte el “encontrar” a Pynchon ha sido motivo de interés permanente desde que
asombrara al orbe literario con su auspicioso debut, en 1962, cuando apareció
(irrumpió, habría que decir) la revolucionaria V., novela de personajes y situaciones mutantes e intercambiables. “En
estos momentos tengo cuatro novelas en mi taller, si yo las retranscribiera sobre el papel tal y como están en mi cabeza,
constituirían el evento literario del milenio”. Fue, en definitiva, lo que
terminó haciendo.
“El misterio
de Pynchon” llevó a suponer que era un escritor inexistente. O que, en todo
caso, tras su nombre se escondía otro, u otros. En ese sentido se especuló
mucho con Salinger, el autor que también había cortado amarras con el mundo
luego de haber sido extremadamente popular con su El guardián entre el centeno o El
cazador oculto y sus Nueve cuentos.
También se especuló con la posibilidad de que un “colectivo” de autores escribiera
detrás del nombre del supuesto Pynchon.
Pynchon, "actuando" en Los Simpson |
Pero Pynchon mismo se encargó de
desmentir la especie, “presentándose” al mundo a su modo, como cuando prestó su
voz para aparecer en los dibujos de Los Simpson (con la cabeza tapada con una
bolsa de papel), o cuando comentó el contenido de una de sus últimas novelas, Vicio propio (de 2009).
Pero, como
señalé, nunca hubo fotografías, a pesar de que se sabía que estaba casado desde
1993 con su agente literaria Melanie Jackson con la que tuvo un hijo, Jackson,
quien sería el joven que acompaña al anciano de las fotografías, calzado con
zapatillas y utilizando anteojos (gafas o quevedos, para los españoles).
El supuesto Pynchon. en los '90 |
En
realidad, sí la hubo, hace varios años, en la que se ve a la distancia a
un hombre de pie que está (también)
acompañado por su hijo, pequeño entonces, al que da la mano.
Otra aclaración: una sola vez formuló declaraciones, a la CNN, a cambio de que no se difundiera su imagen.
Otra aclaración: una sola vez formuló declaraciones, a la CNN, a cambio de que no se difundiera su imagen.
Las del
Enquirer son más nítidas y al anciano se lo puede ver de cuerpo entero. ¿Es, en
efecto, Pynchon, o se trató de otro de sus juegos, de sus humoradas, a la que
es tan adepto? Recuérdese que al recibir el National
Book Award, en 1974, por El arcoíris de
gravedad, el escritor envió en su lugar al cómico Irwin Corey, quien hizo
un discurso premeditadamente incoherente y, sin duda, desconcertante.
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