Resultó una
verdadera sorpresa, y a escala mundial, conocer los excelentes cuentos que
integran Manual para las mujeres de la
limpieza, un compilado de los mejores relatos que escribiera Lucia Berlin, escritora norteamericana
fallecida hace doce años y sobre la cual había escasa (cuando no nula)
información.
Sobre
esta magnífica antología hablé en el blog dos años atrás con mucho entusiasmo,
alentando su lectura. No fui por cierto el único: “El País” de España lo
consideró libro del año y a lo largo y ancho de nuestro mundo globalizado se
reiteraban los elogios y la sorpresa que despertaban estos textos de humor
punzante que, sin embargo, hablaban de hechos tristes –cuando no terribles- en
su mayor parte protagonizados por mujeres, solitarias, abandonadas, tratando de
sobrevivir en el país de las pesadillas de aire acondicionado, como lo llamó
Henry Miller.
Lucila Berlin de
joven fue una mujer de extrema belleza. Se llamó Lucia Brown (Berlin es el
apellido de uno de sus maridos) y había nacido en 1936. Sus primeros relatos
aparecieron en prestigiosas revistas de Estados Unidos cuando tenía 24 años. Las
ficciones se inspiran en hechos que le acontecieron y en sus recuerdos. Vivió
una vida azarosa desde la niñez por los desplazamientos laborales de su padre,
un ingeniero que llevaba a su familia de un campamento minero a otro. Fue muy
mala la relación que mantuvo con su familia, Cuando joven residió en Chile,
viviendo una vida de fasto que nunca más se repetiría.
Tuvo malas
experiencias matrimoniales. Engendró cuatro hijos y después del tercer divorcio
se quedó definitivamente sola. Aunque publicó seis libros de relatos, nunca llegó
a ser valorada como se merecía, a pesar de que sus cuentos eran reiteradamente
elogiados por otros escritores que la admiraban, y por críticos. Más tarde sería
comparada con Raymond Carver, aunque sus historias discurrían por otros
andariveles. Pero cuando aparecieron los cuentos “no vendían” y ella hacía poco
y nada para publicitarlos y publicitarse, por lo que pasaron sin pena ni
gloria.
Para sostener a
sus hijos Lucía emprendió múltiples trabajos, llegando a ser empleada
doméstica, aunque también fue enfermera, telefonista, docente universitaria y
tanto más. Pero tuvo un problema adicional, central en su vida: fue una alcohólica
que arrastró esa enfermedad durante décadas.
También sufrió una
escoliosis que se le fue agravando al punto de condenarla a vivir sus últimos
años con carpa de oxígeno al habérsele perforado un pulmón. Terminó viviendo en
el garaje de la casa de uno de sus hijos, donde falleció en 2004, el mismo día
de su cumpleaños.
Dejando de lado
tan trágicas circunstancias, cabe saludar la edición de la segunda compilación
de sus relatos, que se está distribuyendo en el presente mes de noviembre en
distintos puntos del planeta. Se titula Una
noche en el paraíso y está integrada por una veintena de cuentos “curados”
por Emily Bell con la colaboración de uno de los hijos de Lucia, Jeff.
Ellos
también prepararon Welcome Home,
memorias que la autora escribiera oportunamente y que llegan hasta 1966.
En
nuestro idioma ya se conoce el libro de cuentos (en papel y en ebook en España y sólo en este último
soporte en Argentina). Más adelante, se señala, Alfaguara también editará su
libro de memorias.
Es el momento
entonces de reencontrarse con una voz de alta originalidad, que narró historias
impactantes, difíciles de olvidar.
Video: Lucía
Berlín, ya anciana, lee el cuento “Mi jockey”, de Manual de limpieza para las mujeres, subtitulado en catalán. L’Altra
Editorial. Subido a YouTube el 2.3.16. Duración: 2,30 minutos.
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