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Diseño: Gerardo Morán |
Pájaros en la
boca, de Samanta Schweblin
Literatura
Random House, Buenos Aires, 2018, 186 páginas.
En
Argentina: 329 pesos. En España: 16,5 euros.
No
se trata de un texto nuevo de la argentina Samanta Schweblin, sino de su
segundo libro de cuentos que apareció en 2009 y ha sido sucesivamente ampliado
hasta la presente reedición, publicada en abril último.
La
narradora, desde hace seis años afincada en Berlín, viene cumpliendo una
carrera literaria de excepción ya desde su primer libro, El núcleo del disturbio, publicado en 2002 por la española Destino.
Seis años más tarde obtuvo el Casa de las Américas por La furia de las pestes (que no circuló en Argentina). Luego sería
el turno del Juan Rulfo por el cuento “Un hombre sin suerte” y en 2015 se
conocería Siete casas vacías, que
obtuviera otro premio internacional, el Ribera del Duero, que se otorga anualmente en España.
En
la actualidad es quizás la autora argentina que está teniendo el mayor
reconocimiento internacional (sin excluir a los escritores; hablo de las
autoras y los autores vivos) y las traducciones se multiplican. Su hasta ahora
única novela, Distancia de rescate,
un texto ejemplar, ha tenido y tiene una repercusión excepcional, que recuerda
a la de Borges, a la de Puig, a la de Cortázar… y no muchos argentinos más.
Aunque
ha confirmado que en octubre aparecerá su segunda novela, Schweblin es, sobre
todo, una sólida escritora de cuentos. Un título de revista sirve para
sintetizar de qué van, o hacia adónde apuntan, sus relatos: “Cuenta historias
donde lo cotidiano se vuelve siniestro”. O, al menos, extraño. Y lo hace con
gran habilidad.
Visiblemente
influenciada por la narrativa norteamericana de nuestros días, especialmente
por sus cuentistas, Schweblin sabe dotar de intensidad, y tantas veces de misterio,
a sus relatos. A veces plantea una intriga potente, como la de la hija de una
pareja que se alimenta de pájaros, pero no resuelve el conflicto que obliga al
padre a replantearse su relación con la chica. Y, quizás, con el mundo
(“Pájaros en la boca”).
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"La valija" llevada al cine |
Una valija muy pesada. Un
hombre que mata a su mujer y se traslada con la muerta a la que ha colocado en
una valija, ve trastocado su mundo, su confusión y su sentimiento de culpa
cuando alguien considera que no se está ante un crimen sino ante una performance
artística (“La pesada valija de Benavídez”).
Una
terapia diferente para el caso de embarazo de Teresita puede derivar, como
deriva, en una suerte de nuevo “viaje a la semilla”, es decir, un ir desde
adelante hacia atrás, transformándose el episodio en una historia de regresión
que la autora resuelve con infrecuente habilidad (“Conservas”).
El
estacionamiento fortuito ante un parador de comidas puede originar una
situación inesperada, tan trágica como grotesca; una mujer que se enamora de un
hombre-sirena; una pareja que espera con ansiedad conocer un “algo” indefinido
que podría significar felicidad, pero que deriva en otra cosa impensada; padres
que esperan a sus niños salir de la escuela y que de súbito se ven rodeados de
mariposas; Un hombre que es sometido a una prueba límite que consiste en matar,
o no, a unos perros…
Son
ejemplos que tomo de entre los veintidós relatos del libro, para que se vea la amplitud de temas que abarca la
narradora y la destreza para resolverlos, o presentarlos desde una perspectiva
original, lo que habla de su solvencia de escritora y, entre otras cosas, por
qué la afamada revista británica Granta ya la había elegido en 2010 como a uno
de los jóvenes autores destacados de Latinoamérica.
Esa
distinción, claro está, ha quedado atrás. Actualmente Schweblin despierta todas
las expectativas. El año pasado por Distancia
de rescate llegó a ser finalista del afamado premio Booker, a libros traducidos, que se otorga anualmente en Gran Bretaña
y hace pocos días por esa misma novela recibió en Estados Unidos el Shirley Jackson en el rubro terror,
aunque bueno es aclarar que la ficción, rebautizada en inglés Fever Dream (sueño afiebrado), no se
ajusta a las coordenadas del género, sino que se ubica en una zona de extrañeza
y horror latente, un tanto inclasificable.
Vale
la pena acercarse al mundo, potente e inquietante, de esta excelente autora.
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La edición en inglés de Pájaros en la boca |
“La Navidad en que Papá Noel pasó la noche
en casa fue la última vez que estuvimos todos juntos, después de esa noche papá
y mamá terminaron de pelearse, pero no creo que Papá Noel haya tenido que ver
con eso. Papá había vendido su auto unos meses antes porque había perdido su trabajo,
y aunque mamá no estuvo de acuerdo, él dijo que un árbol de Navidad era
importante esa vez, y compró uno de todas formas. Venía en una caja de cartón,
larga y plana, y traía una hoja que explicaba cómo encajar las tres partes y abrir
las ramas de forma que se viera natural. Armado era más alto que papá, era
inmenso, y yo creo que por eso ese año Papá Noel durmió en nuestra casa. Yo
había pedido de regalo un coche a control remoto. Cualquiera me venía bien, no
quería uno en particular. El problema era que casi todos los chicos tenían uno
y cuando jugábamos en el patio los autos a control remoto se dedicaban a
estrellarse contra los autos comunes, como el mío. Así que había escrito mi
carta y mi papá me había llevado al correo para enviarla. Y le dijo al tipo de
la ventanilla:
-Se la enviamos a Papá Noel – y le pasó el
sobre.
El tipo de la ventanilla ni saludó, porque
había mucha gente y se veía que ya estaba cansado de tanto trabajo; la época
navideña debe ser la peor para ellos. Tomó la carta, la miró y dijo:
-Falta el código postal.
-Pero es para Papá Noel – dijo papá, sonrió
y le guiñó un ojo, se ve que para hacerse amigo, y el tipo dijo:
-Sin código postal no sale.
-Usted sabe que la dirección de Papá Noel no
tiene código postal – dijo papá.
-Sin código postal no sale – dijo el tipo, y
llamó al siguiente.
Y entonces papá trepó al mostrador, agarró
al tipo de la camisa y la carta salió”.
Video:
Samanta Schweblin en conversación con la escritora y profesora universitaria Gisela
Heffes (argentina radicada en Estados Unidos) para Literal, Latin American Voices. Subido a YouTube el 25.4.18. Duración:
22,08 minutos.
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