LA PALABRA CARAMELO (CUENTO INÉDITO)

(de la serie Antes nunca existió)


Caramelo -dijo el desconocido en el momento en que entraba en la oficina para informarme y firmar.

Será esa, pensé. Me acompañaba el sueño, pero qué remedio. Era la hora exacta. Suerte que alcancé al tranvía justo cuando se detuvo por una señora que no podía subir a causa de la canasta. Llevaría la provista de la semana del mes del año, es así, a quien le toca le toca. Eso se llama felicidá. Lo que fuere, gracias a ella pude subir y así llegué, justo, lo que se dice justo a horario para firmar. Me esperaba un día de perros. Quisé decir muy ajetreado. Ajetreado debe venir de traje. Me esperaba un día muy trajeado.

Encima parecía que iba a llover a cántaros. Me acordé a tiempo lo de cántaros. Lo pensé, pero como me acordé que no estaba más no lo dije en voz alta, así que no había problemas. Parecía que iba a llover.

Buenosdías, dijo la empleada, juntando las palabras. Ellos tienen esas obligaciones. Si se juntan las palabras se gasta menos energía. Sunombre, me preguntó sin signo de preguntas. Qué bien que aprendían. A mí me costaría un montón. Sudario, dije. Coneseoconzeta. Con ese, aclaré, como lo hago siempre con mi apellido. ¿Qué puedo hacer? Nada, Con ese, repetí. Yaentendí, dijo la empleada, como llamándome la atención.

Sabía que la palabra era caramelo, pero me contuve y no pregunté. Suficiente con el cartel que decía, precisamente, Caramelo, en letras mayúsculas. Duraría hasta la tarde. Después lo sacarían. Y después nunca más.

La mujer me indicó el cartel con la lapicera que llevaba en la mano. Asentí, me entregó el papel y marcándome el lugar con la misma lapicera, firmé.

Como nada me decía, incómodo, me vi obligado a preguntar cómo había que decir a partir de ese momento. Me miró con disgusto, pero, igual, se avino a contestarme: golosinadulceantiamargoenvueltoenpapeldecoloresagradablealaboca.

Evidentemente, tenía para elegir. Saludé con un movimiento de cabeza y salí, pero en vez de repetir la palabra que ya no existía más como hizo el otro al retirarse, no dije nada a nadie y busqué el tranvía para llegar al trabajo.

Justo a tiempo pasó uno, subí, pagué y llegué a horario.

Esas cosas la hacen bien, me dije.

Nada cuesta reconocerlo.

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