EN EL CENTENARIO DE FÉLIX LUNA



Se cumple el centenario del nacimiento de quien, en múltiples sentidos, fue un maestro. Hablo de Félix Luna, Falucho, que supo contar importantes episodios de nuestra historia en forma tan amena como rigurosa, porque unió al erudito con el periodista que tuvo la habilidad y el talento de llegar al lector común con su decir ameno y asequible. Fue además un talentoso poeta, letrista impar que unió su exquisito lenguaje al no menos creativo de su inseparable compañero de aventuras creativas: el sutil y al mismo tiempo popular Ariel Ramírez. A ambos talentosos artistas se los extraña. Mucho, porque fueron de verdad excepcionales.

Por “definición” hablar de ellos es hablar de la Misa Criolla (con la intervención adicional del inefable sacerdote Osvaldo Catena), que recorrió y recorre el mundo, aunque otros emprendimientos imperecederos los reunió, una y otra vez. Y en ese caso el ejemplo más contundente es el de la serie Mujeres Argentinas, potenciada por la inolvidable Mercedes Sosa y su prodigiosa voz.

Pero, claro, hoy toca hablar del porteño descendiente de riojanos, de quien era llamado Falucho, “hacedor” de libros de esos definitivos, como lo fueron -entre tantos otros- El 45 o Soy Roca, así como de su otro emprendimiento, la revista Todo es historia que, fundada por Luna en 1967, ha seguido viva hasta el presente, dirigida en la actualidad por Eliana de Arrascaeta (luego del fallecimiento del historiador la tarea fue proseguida durante casi una década por María Sáenz Quesada).

En su obra se destacan las semblanzas de los expresidentes Yrigoyen, Alvear y, Ortiz, pero más aún sus varias -y sólidas- aproximaciones a la personalidad de Juan Perón y sus gobiernos están representados por análisis severos que en ningún momento excluyen sus personales experiencias. Así deben citarse El 45 (libro único que “entrevera” los datos históricos con sus personales vivencias) y los tres tomos de Perón y su tiempo, aportes centrales (insoslayables) del porteño-riojano en ambos temas.

Cabe hacer también referencia a los diez tomos que integran la Historia integral de la Argentina, estudio del que fue director, coordinador y su principal participante. El periodismo lo tuvo y mantuvo en actividad durante años, en los que fueron habitual sus columnas y colaboraciones de todo orden.

Fue un hombre múltiple. Sus canciones resuenan aun hoy, escritas con alto temperamento poético, con reiterada “felicidad” creativa. Resultaría ocioso, innecesario, señalar a la “mejor” de sus composiciones, pero llegado el caso por mi parte apunto a Alfonsina y el mar, una más que delicada elegía a Alfonsina Storni y su “destino de mar”. Cada palabra elegida por Luna en esa canción admite el extremo cuidado que puso para eludir las exageraciones o las expresiones desgraciadas. Y, por el contrario, es la gracia aquello que lo llevó a hablar de las sirenitas y las restantes criaturas marinas (entre tantos otros aciertos) que acompañaron a la inolvidable poeta en su destino final.

A los pueblos originarios los rescata en Antiguos dueños de las flechas, a las infatigables maestras las recuerda con su Rosarito Vera, a las guerreras con su Juana Azurduy.

Y al amor cuando le dedica a su mujer esa -otra vez la palabra adecuada- delicada canción titulada Zamba de usted, mensaje personal dirigido a “la Negra” Felisa de la Fuente, su compañera de toda la vida, para quien compuso esta canción en la que, entre tantos detalles, recuerda a la “niña de los ojos color de olivo” a la que iba a visitar a la lejana Aimogasta “en mensajerías de luna y sueño”, poética manera de denominar a los desvencijados colectivos en los que se trasladaba ciento diez kilómetros desde la capital riojana para reencontrarse con su amada.

Además de la cárcel y la tortura en sus tiempos de estudiante durante el primer gobierno peronista, Luna sufrió otros dos graves percances: fue alcanzado por la bomba colocada en la embajada de Israel que destruyó su casa y años más tarde padeció un ACV que le obligó a “aprender” de nuevo a hablar, entre otros inconvenientes.

Sus esfuerzos de voluntad tuvieron compensaciones, entre ellas el haber podido regresar a la actividad y seguir tanto con la revista como ofreciendo conferencias y escribiendo. En vida recibió numerosos premios y distinciones, tanto en el país como en el exterior. Luna falleció el 6 de noviembre de 2009, a los ochenta y cuatro años. Vale la pena recordar a este argentino ejemplar.

Video

Félix Luna habla sobre los resultados electorales de 1946 cuando triunfó Juan Domingo Perón. La grabación tomada de YouTube y subida por Archivo Di Film el 30.8.2019. Grabación, entrecortada, realizada el 2.5.1989. Duración: 8 minutos



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