LA MUERTE DE MARIO VARGAS LLOSA



Con el fallecimiento de Mario Vargas Llosa (Jorge Mario Pedro Vargas Llosa) desaparece el último representante del llamado Boom latinoamericano, verdadero patriarca de las letras escritas en nuestro idioma. Famoso, controvertido y controversial, fiel a sus ideas, publicó una veintena de novelas, cuentos, más de diez ensayos y libros de memoria, además de innumerables artículos periodísticos.

Cuando joven fue un militante de izquierda y su obsesión era intentar lo que llamaba la novela total, que en su caso consistía en “atacar” al Perú, en términos literarios, desde todos los ángulos posibles.

Premios y galardones no le fueron esquivos, como ocurriera con su primer libro de cuentos, Los jefes, que recibiera en España el Leopoldo Alas. Unos años después se conocería su novela La ciudad y los perros, que hablaba de la vida de los cadetes en el Liceo Leoncio Prado de Lima. Por ese gran relato recibió el entonces muy prestigiado premio Biblioteca Breve. Se puede afirmar que a partir de allí arrancaría lo que iba a ser su vasta obra literaria que desarrollaría entre 1959 y 2023 cuando con su novela Le dedico mi silencio se despidió de su obra de escritor. En forma simultánea también se alejó de las columnas que durante treinta años escribió para El País de España.

Sabido es que el autor peruano dejó atrás sus posiciones de izquierda y adhirió al liberalismo al que defendió con pasión y tesón a lo largo de su vida adulta, aunque esto le generara no pocos inconvenientes. Su ideología nunca lo apartó de la defensa del sistema democrático.

Los textos literarios de su primera época siguen siendo los más sólidos y originales. A La ciudad... le iban a seguir La Casa Verde (Premio Rómulo Gallegos), Conversación en La Catedral (presumiblemente su más potente novela, la de mayor densidad y calidad narrativa) y Los cachorros. En la década que va de 1959 a 1969 Vargas Llosa encontró un terreno fértil y original, muy difícil de soslayar, al que volvió no pocas veces, pero con menores hallazgos e intensidad.

La vida del narrador tuvo desde joven amplia repercusión, ya fuere por sus sucesivos trabajos, sus posiciones políticas (canalizadas por la Fundación Libertad) e incluso por su activa vida social. En cuanto a la política, cabe recordar que estuvo cerca de volverse presidente del Perú cuando se presentó en 1990, oportunidad en que fue derrotado por Alberto Fujimori.

La intensa vida del autor de La guerra del fin del mundo (otro de sus grandes trabajos) sólo menguó en los últimos meses, cuando volvió a residir en Lima (sabido es que fue una suerte de ciudadano del mundo que cambiaba con frecuencia de sus lugares de residencia). Se mantuvo fiel a sus principios, aunque estos generaran discusiones y hasta enfrentamientos. Los espacios que ha cubierto Mario Vargas Llosa en sus ochenta y nueve años de existencia serán muy difíciles de reemplazar. Y en cuanto al escritor, nos resultará muy difícil de olvidar.

 

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