REEDICION DE TODOS NOSOTROS, POESÍA COMPLETA DE RAYMOND CARVER

La reedición en argentina de Todos nosotros, poemario completo del norteamericano Raymond Carver (Anagrama, 2019, 640 páginas) permite volver a referirme al gran narrador y exquisito poeta que fuera el autor de Tres rosas amarillas.

Sin la menor duda, Carver, auxiliado por su editor Gordon Lish y, qué duda cabe, por su mujer, Tess Gallagher, fue un enorme renovador de la narrativa de su país y, digamos, por extensión, de la narrativa de occidente. Sus cuentos sobre la soledad urbana (que, se podría decir, habían sido “pre-interpretados” por el plástico Edward Hopper) son tan únicos como inolvidables. Su poesía no le va en saga. 

En este cuidado compendio que “curó” y publicó Gallagher en 1996, en su idioma natal, ella advierte, y con razón: “Carver no escribe poesía de manera circunstancial entre relato y relato, más bien al revés: la poesía es un cauce espiritual del que se desvía para escribir sus relatos”. Esta compilación admite un “adicional”: hasta su aparición, al menos en nuestro idioma, resultaba punto menos que imposible ubicar sus poemas, en el sentido de contextualizarlos, toda vez que se publicaban de manera aislada y no pocas veces caprichosa.

La “poesía completa” de Carver comprende libros publicados o, al menos, compilados, entre 1983 y 1991. La compilación ha estado a cargo de Gallagher, de ahí que se incluya un poemario póstumo (Sin heroísmos, por favor, 1991) que, paradójicamente, incluye sus poemas primerizos. 

Esto es, digamos, anécdota, dado que Carver escribió poemas desde su juventud y lo siguió haciendo cuando el cáncer ya lo había alcanzado. Contradictoriamente, en ese momento vivía su momento más espléndido, como creador que no dejaba de crecer y entregaba poemas y cuentos de alta significación. Amén de llevar una muy plácida vida junto a Tess y muy lejos del alcohol que en años anteriores casi termina con él. 

En no pocos de sus poemas hace referencia a los años difíciles que debió soportar, cuando el alcohol lo venció y su mundo significaba ir de un fracaso a otro. Se trataba de una vida infeliz con un matrimonio que en ningún momento se mostró consolidado. Todo era deudas, trabajos frustrados, constante necesidad de dinero que nunca alcanzaba. E hijos, además. 

Lish, el editor, apareció en el momento justo, cuando el desmoronamiento, afectivo, físico, moral, era cada vez más marcado en un Carver que solo encontraba en el alcohol una “respuesta” que, claro está, nunca era tal. Casi en el mismo tiempo comenzó a relacionarse con Tess Gallagher y fue por ambos, editor, nueva pareja, que salió del encierro existencial en el que se encontraba. Como “muestra”, Carver estuvo cuatro veces internado en clínicas de desintoxicación. 

Su poesía es verista y en no pocas veces se presenta como texto narrativo. Todo refiere a su vida, ya hable de su padre (“mi padre quiso aparentar seguridad toda su vida”), o de la bebida (“Es una carta de mi mujer. ‘¿A qué te dedicas por ahí?’, me pregunta. ‘¿A beber?’”) o, incluso, de sus lecturas (Chéjov, en primera instancia, pero también Lowell, Arden, Graves, Sherwood Anderson, Hemingway y varios más). 

Resulta más que difícil elegir un determinado texto entre los más de trescientos poemas que integran el volumen. Hago la excepción con “Casi”, extenso poema (respecto de la mayoría, que suele estar compuesta por poemas breves) en el que habla del exterminio de abejas, avispas y moscas que deben realizar en su casa por extrema necesidad, pero que carga de culpas tanto al narrador como a su mujer. A los exterminadores, dos hermanos, los llama Sueño y Muerte, y el todo es una reflexión sobre vida, muerte y, como dije, el sentimiento de la culpa, innata en el ser humano.

 Bellos y directos poemas, que se conectan profundamente con sus cuentos imperecederos. Una magnífica manera de volver a este inolvidable autor.

El libro lleva traducción de Jaime Priede y se presenta en edición bilingüe. Lleva prólogo de Tess Gallagher y una nota a la edición española del mismo Priede. Este mismo escritor tradujo anteriormente Sin heroísmos, por favor (Bartleby Editores, 2005), que recogió los poemas que se reeditan con el mismo título en el volumen aquí comentado. En el libro de 2005 se incluyeron sus primeros relatos, ensayos y el fragmento de una novela inacabada

Ilustraciones, de arriba abajo: Raymond Carver en su estudio: Carver y el editor Gordon Lish; Carver y Tess Gallagher; el traductor Jaime Priede

 

 

 

 

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