CUENTOS SELECTOS, DE WILLIAM TREVOR



Cuentos selectos
, de William Trevor

Edhasa, Buenos Aires, 2020, 320 páginas

Selección, traducción y prólogo de Andrés Hax

En Argentina: 975 pesos

 



Magnífica selección de relatos del irlandés Trevor, maestro del cuento realista. Se trata de una antología preparada por Andrés Hax, agudo crítico, quien en el prólogo “ayuda” a conocer más sobre este autor, poco frecuentado en nuestro idioma

 

El escritor irlandés William Trevor no es muy conocido en nuestro idioma, aunque tiene una amplia obra constituida por centenares de cuentos, novelas, memorias y múltiples guiones para radio, televisión y cine, Vivió ochenta y ocho años (falleció en 2016) y por su sólida obra recibió múltiples reconocimientos a lo largo de su vida.

 

El norteamericano-argentino Andrés Hax, sensible crítico, ha preparado una antología basada en la excelencia, a fin de que el público de habla hispana tenga acceso a una obra realista que transcurre tanto en Inglaterra como en Irlanda (de donde Trevor era oriundo). Un realismo, apunta Hax, que hoy se vería desfasado ante la forma de abordar “lo cierto” de su tiempo, pero que -al menos de escribir sus ficciones- eran muy francas, muy directas. “Brutales”, define el crítico.

 

De las casi dos mil páginas de relatos (¡) que componen sus obras completas de relatos cortos, Hax ha tomado como “muestras” una docena, textos escritos en distintos momentos de la vida del prolífico escritor. El primero, “El día del general”, fue publicado en 1967 y el último, “La fe”, cuarenta años más tarde.

 

Difícil que en los relatos de Trevor se verifiquen alegrías y triunfos. Más bien se inclina por los derrotados o, en todo caso, por hablar sobre ellos. Ocurre con el relato sobre la vida del general retirado Suffolk, un veterano que intenta vivir con dignidad su retiro y al que las cosas no se le salen precisamente bien. El deterioro de su salud (la mental, sobre todo) se agudiza por su caída en el alcoholismo, que en vano intenta disimular, así como su decaimiento físico. Es un cuento al que podría llamar “triste” y está narrado sin concesiones ni eufemismos.

 


Relaciones amorosas
. Algo similar ocurre con el cuento de 1975 “Romances de oficina”. Sobre el tema abordado advierte el prologuista: “Las relaciones entre los hombres y las mujeres y las restricciones de la sociedad podrían resultarles muy ajenas a los jóvenes lectores de una megalópolis occidental del siglo XXI, pero en el momento de su edición tenían un efecto de una honestidad brutal, hasta de denuncia, si por denuncia entendemos decir las cosas como son”.

 

Tal la breve, previsible, historia de la joven Ángeles Hosford, recién llegada a una oficina de Londres en la que, también de inmediato, es requerida por su jefe Gordon Spelle, quien tarda casi nada en convencerla para que se equivoque y emprenda un camino que (se supone que lo comprenderá más tarde), que la conducirá a una inexorable encerrona. Historia previsible pero que, bien dice Hax, era demasiado franca para la época en que la escribió. Hasta, presumo, audaz.

 

Los personajes de Trevor, al menos en la mayoría de los relatos que integran esta selección, son seres solitarios y vencidos en instancias anteriores al comienzo de cada ficción. Ocurre con Mallory, quien de una manera devota (aunque al mismo tiempo un tanto inservible) regresa a lugar italiano en el que fue feliz con su esposa, cuando ella vivía (“Haciendo trampa jugando canasta”, 2007).

 

Es un relato tan nostálgico como sutil y en él Trevor logra enlazar lo que fue, es decir el último tiempo de la mujer de Mallory, Julia, en el que “simulaban que Julia podía aún jugar a las cartas” y la pelea de una pareja desavenida en el hoy del viudo. Breve, leve y contundente obra maestra.

 

El resto de los relatos acusan leves semejanzas y, como dije, están signados por la excelencia. Hay que agradecer a Andrés Hax por la inteligente selección practicada y al sello por poner en circulación al libro, contundente muestra de la versatilidad y habilidad del autor para narrar, simple y complejamente, la vida.

 


Un fragmento

 

“Simulaban que Julia aún podía jugar a las cartas, y en cierta forma sí podía. En sus visitas se sentaban juntos en el sofá en el salón del asilo y se desafiaban a una y otra partida de canasta que tan frecuentemente habían jugado en sus viajes o en el jardín de la casa en la cual habían vivido desde su casamiento. Donde habían nacido los niños. ‘Pase lo que pase’, había dicho Julia, consciente de lo que se venía, ‘no dejemos de jugar a las cartas’, Y lo hicieron, porque aun con su memoria yéndose un poco más cada día -sus hijos, su casa, sus lechos de flores, sus pertenencias, su ropa- todavía le salía jugar a las cartas a pesar de su aflicción. No es que hubiera un orden en las partidas -ni siquiera eran partidas realmente- pero su cara se iluminaba cuando descubría un comodín o un dos entre sus cartas. Estaba contenta de que podía hacer lo que hacía su visita, aunque en realidad no podía”. (p.282).

 


Datos para una biografía

 

William Trevor nació en Mitchelstown, Irlanda, en 1928 y murió en 2016 en la capital del mismo país, Dublín. Gran parte de su vida residió en Inglaterra. Publicó dieciocho novelas y cientos de cuentos en una veintena de libros y en varias antologías. Está considerado uno de los mayores escritores británicos del siglo XX, y a lo largo de su carrera obtuvo numerosos galardones: ganó cuatro veces el Premio O´ Henry, tres veces del Premio Whitbread, fue nominado en cinco ocasiones al Premio Booker y le fue concedido el Premio David Cohen Literature en reconocimiento al conjunto de su obra. En 2002 fue nombrado caballero por sus servicios a la literatura. Su obra está traducida a más de veinte idiomas y cerca de cuarenta de sus trabajos han sido llevados al cine y a la televisión. Algunos títulos de Trevor en castellano: Verano y amor, Una relación perfecta, La historia de Juliet, La historia de Lucie Gault y Noches en el Alexandra.

 

Video

 

“William Trevor – Tiempos de milagros”. Subido a YouTube el 17.4.20 por “Literatura para oír”. Breve semblanza del autor y lectura del cuento “La hija de la modista”. Duración: 32,28 minutos  


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