Treinta y seis años atrás fallecía Truman Streckfus Persons, más conocido como
Truman Capote, una de las plumas más importantes de la narrativa norteamericana
del siglo pasado. Truman deslumbró a quienes leyeron su Otras voces, otros
ámbitos, publicada en 1948, cuando el autor tenía 24 años. Antes, había
sorprendido con su perturbador cuento "Miriam", publicado tres años antes.
Capote
fue un irregular autor de novelas y un magnífico cuentista, aunque bien se sabe
que su fama definitivamente se consolidó cuando dio a conocer su notable A
sangre fría, de 1966, una no ficción que narra la historia del asesinato de una familia, los Clutter,
registrado en el corazón del Profundo Sur norteamericano.
El libro lo volvió
famoso y millonario, pero al mismo tiempo fue su desdicha porque perdió toda
clase de autocontrol que derivó en una “fiesta” suicida de drogas, alcohol y
sexualidad sin freno. También es real que escribir el libro fue para él un
tour-de-force excesivo, puesto que mezcló sus ansias de triunfo con sus compromisos personales, entre los que se cuenta el haber estado vinculado sentimentalmente con uno de los asesinos de la familia
Clutter, quien iba a ser condenado a muerte. Escena que presenció.
La debacle definitiva llegaría cuando se conocieron algunos capítulos
de Plegarias atendidas, la que prometía ser su versión contemporánea de A la
búsqueda del tiempo perdido, y en los que de verdad se limitaba a contar
episodios reales en los que involucraba a personalidades de la vida social de
Nueva York. Jamás se lo perdonaron.
Fue un excelente cronista, aunque abusó de
la confianza de no pocos de sus allegados famosos para que le narraran sus
cuitas y debilidades, las que plasmó en diversas notas periodísticas. Una de
ellas, la dedicada a Marlon Brando, provocó mucho enojo en el gran actor quien
había tomado al escritor como su confidente.
Tan talentoso como frívolo, parte
de sus últimos años los vivió en Italia y España, donde escribió A sangre fría y
El arpa de hierba, entre otros trabajos. Capote falleció en Los Ángeles a los 59
años, por un cáncer.
Algunas “perlas” de Capote
“De pronto, dos muchachos
aparecieron en el camino como un par de palabras obscenas”.
“Entonces empezó a
llover. Los reflejos que temblaban en las ventanas se derritieron en las
paredes”.
“La casa del árbol, semejante a una balsa, parecía flotar sobre aguas
vaporosas, misteriosas y siniestras. El interior de la casa estaba seco porque
la suave lluvia no había penetrado en el parasol de hojas. Nos arrastró una
corriente de silencio”.
“La lluvia se había espesado, hasta tal punto que un pez
podría haber nadado en el aire”.
“No se parecía en absoluto a nadie que yo
conociera, sino a una mujer desconsolada, desgastada, con los ojos volcados, una
vez más, hacia dentro y la mirada fija en un territorio interno, en un país
estéril”.
“Se había hecho de noche; ranas, insectos cantarines celebraban la
lluvia que caía lentamente. Nos oscurecimos como si la humedad hubiera borrado
la luz de nuestros rostros”.
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