PRESENTACIÓN EN SANTA FE DE "LO CIERTO, LO PROBABLE, LO IMPOSIBLE"

Fotografías de Mili López y Gerardo Morán

En un acto muy cálido, y hasta emotivo, presenté mi nuevo libro de relatos, Lo cierto, lo probable, lo imposible, en la sede de Editorial de la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe

En la ocasión dialogué con el escritor Enrique Butti, leí uno de los cuentos del libro y respondí a preguntas de los asistentes, muchos de ellos grandes amigas y amigos, así como a familiares que hicieron acto de presencia. Me precedieron la directora de la colección “Ojo lector”, de Editorial Moglia, Viviana Rosenzwit, y la titular del sello santafesino, Ivana Tosti.

Vivi, directora de la colección
Viviana, editora y psicoanalista, explicó el sentido de la colección, que está próxima a publicar su vigésimo título. Hizo hincapié en que el interés central es de ir publicando a escritoras y escritores (en su gran mayoría del interior del país) quienes con sus distintos aportes van enriqueciendo la colección. Al margen de mi persona, es una colección que vale la pena conocer, dada la riqueza y variedad de los diferentes textos que la integran.

Ivana Tosti lee su ponencia
En cuanto a  Tosti, ella expresó: “Hace un par de años atrás, Carlos Morán presentó el libro de cuentos: ‘Helada negra, de Patricia Severín. En esa presentación afirmó: Sabemos que el cuento tiene una alta significación en la literatura argentina, desde “El matadero”, pasando por “El aleph”, hasta llegar a nuestros días y, más allá de las buenas novelas que escribieron y escriben autoras y autores de nuestra región a lo largo de los años, me atrevo a decir que el cuento es el género por excelencia de Santa Fe. Santa Fe está hecha para el cuento. El cuento la define, en términos literarios, en términos de creación’.

Lo cierto, lo probable, lo imposible, viene a confirmar esa convicción.

Carlos Morán nos propone el desafío de adentrarnos en sus nuevos territorios literarios: ciertos, probables, imposibles. ¿A qué alude esa enumeración asindética del título que reúne el conjunto de relatos? No importa tanto, en la lectura nunca hay certezas, porque se trata de un juego, se trata de diseminar sentidos para leer libres de ataduras, releer, escribir nuestra lectura.

Y estos relatos invitan al juego: están escritos para los lectores y eso que parece una verdad de Perogrullo no lo es en absoluto. Ese lector recorrerá gustoso los mundos alternativos organizados especialmente para él por un hábil narrador en el que advertimos y celebramos, a su vez, un lector voraz...

Los archivos de escritor, qué o dónde es el fin de mundo, el amor que mueve más que montañas, protagonistas culposos que se van a otros mundos e imaginan otras realidades para sobrevivir, el cine, la música, las letras, las culpas y venganzas antiguas e inútiles que destruyen lo poco por lo que vale la pena vivir.

“Sin testigos”, como anuncia la nouvelle que cierra el conjunto de textos. Sin embargo, Morán sabe que nos deja “vivos” después del diverso y sorprendente conjunto de relatos que no pueden llevar más que su firma.

Porque, como afirma Severín, se trata de uno de los mejores exponentes de la cuentística argentina y posee ‘un estilo propio identificable e inconfundible’ que, como lectores, solo debemos celebrar”.

Lectura de "Pasando el campo de los Núñez"
El mundo de la literatura. Luego de la lectura de “Pasando el campo de los Núñez”, texto de naturaleza fantástica que integra el nuevo volumen, dialogué con Enrique en torno a diversos, y vitales, temas vinculados al quehacer literario, tales como la poesía en la narrativa, la génesis de los relatos, los géneros literarios, las dificultades de escritura y las de edición. También sobre el por qué del título del libro. Al respecto, como Ivana Tosti, manifesté que era un juego que proponía a quienes lo lean, para que cada uno determine qué hay de cierto, qué de probable y cuánto de imposible en los textos que lo integran.

Ante una de sus preguntas, me detuve en lo que puedo llamar la génesis del cuento leído, así como de otros dos que integran el volumen: “Vida y obra de Dimitri Yukov” y “Un insólito resplandor”, novela corta de sesgo criminal que -dije- esconde una complicada historia de amor y con la que se cierra el libro.  

Sobre el primero de los relatos admití que su “nacimiento” se debió a que se me ocurrió la idea central del texto y de ahí derivó la construcción de la totalidad de esta ficción, sobre cuya “armazón” interna (las distintas voces y los diferentes enfoques que se van dando en su desarrollo) Butti demostró ser un certero lector al desmenuzarlos.

Con las editoras Rozenswit (Moglia), Tosti (Ediciones UNL)
y Severín (Palabrava), los sellos que publicaron mis
tres últimos libros
Respecto de “Vida y obra…”, comenté (y confesé) que había nacido de un sueño personal. En efecto, en un sueño que luego recordé con más precisiones de lo habitual (no suelo recordarlos) yo hablaba de un escritor ruso recién descubierto y publicado por Anagrama (semejante a lo que ocurrió con los dos grandes autores de entreguerras “redescubiertos” años más tarde: Sándor Márai e Irene Némirvsky) y le manifestaba, con mucho entusiasmo, a una joven desconocida que debía leerlo.

Para sintetizar: me desperté recordando vívidamente el sueño y a las horas me decidí y escribí un largo “informe”, que me demando mucho tiempo y considerable investigación (puesto que vinculé la supuesta vida de Yukov con la historia de su país) y que, como dije en ese momento, “esconde” un misterio. Y es, también, una suerte de cuento narrado de una manera muy diferente a la habitual.

Comenté que un cuento distinto, más ligado al verismo, en el que son protagonistas diversos voceros de personas ligadas al poder, es “Los sabores más antiguos del planeta” en el que rindo indirecto homenaje al cine, que despierta en mí una fuerte atracción. Lo mismo ocurre en la nouvelle o relato largo de cierre, “Un insólito resplandor”, de compleja construcción.

Hablé de los diversos géneros que pueden “rastrearse” en el libro, tales como el fantástico, el verista y, también, el estrictamente policial.

A partir de las preguntas de los asistentes, fui haciendo precisiones sobre mis búsquedas a través de la literatura, tales la poesía en prosa, el trabajo con las palabras, mis tropiezos y hasta mis fracasos expresivos. Acepté que también buscaba una “música” y, especialmente, la intensidad en mis relatos.

Con los amigos Enrique Butti, Carlos María Gómez
y Héctor Busaniche
Con Borges... Al admitir que Borges y Bioy Casares, cada uno a su modo, son los autores que más tomo en cuenta, comenté que a ambos pude entrevistarlos en sus domicilios de Buenos Aires. Sobre esas visitas conté algunos detalles, que aún recuerdo.

Comenté que Borges me recibió un sábado de comienzos de la década del ’80 en su austero departamento de la calle Maipú, en el cuarto piso, y que en la puerta de ingreso había una placa que escuetamente reproducía su nombre. Un Borges muy atildado, prolijo y más que amable conversó conmigo durante casi una hora. Hablamos de todo un poco, aunque en realidad habló él mientras yo escuchaba con admiración y entusiasmo.

En un momento dado, ante mi pedido, dijo en voz alta el Padre Nuestro en sajón antiguo. Contó que convivía con las pesadillas y que la ceguera no le permitía salir totalmente de ellas, una vez despierto. En su departamento no había un solo libro de Borges y en cambio sí los había relacionados con Islandia y su cultura.

Borges estaba ligeramente amargado, según comentó, pero levantó el ánimo a nombrar a María Kodama, a la que esperaba ese mismo día. Un amor que demoró en ser correspondido. Una década antes el gran escritor había admitido: “Me duele una mujer en todo el cuerpo”.

Como entrevistador, apenas si pude formular preguntas que resultaran interesantes. En cambio, como escritor y, más aún, como persona, viví una experiencia única, que muchos años más tarde sigo rememorando y considerando como uno de mis mejores recuerdos.

Con los escritores Patricia Severín y Julio Gómez
...y con Bioy. En cuanto a la visita a Bioy Casares dejó en mí menos evocaciones, salvo que me encontré con una persona también muy amable, con problemas físicos que disimulaba con su perenne sonrisa. El lugar donde me recibió era el escritorio en el que trabajaba, obviamente rodeado de libros. Pero muchos más libros había en las distintas bibliotecas que cubrían hasta lo más alto de los distintos recintos del antiguo piso en el que residía el matrimonio de Bioy y Silvina Ocampo, su esposa, quien fallecería pocos meses después de mi visita.

Con Bioy hablamos, claro está, de literatura, de sus libros y de sus planes, porque  escribía de manera incesante. Claro está, ignoraba, como casi todos, que también escribía secretamente sobre las personas que conocía y bien que se despachaba a gusto con sus opiniones, que no expresaba en voz alta pero que volcaba en los papeles.

Con Zulema y el dibujante Cristian Lehmann
El piso, en el edificio de la calle Posadas que había adquirido Manuel Ocampo para sus hijas, era muy grande y, como dije, recargado de libros ubicados en añejas estanterías que literalmente llegaban al techo. En ese entonces una verdadera “legión” de asistentes rodeaban a Bioy. Solo volví a verlo una vez, por escasos minutos, en la Feria del Libro de Buenos Aires, aunque para “compensar” pude conversar con el gran escritor en varias oportunidades. Charlas telefónicas difíciles de olvidar.

Reacciones de varias personas amigas, posteriores al acto arriba aludido, muy positivas, me han hecho sentir muy agradecido, reconfortado también, porque lo interpreté como una suerte de aval a una tarea no tan fácil de sostener a lo largo de los años y fuera de cualquier especulación comercial. Ha sido, claro está, fundamental haber contado con el apoyo incondicional de mi esposa Zulema y de mis hijos, Pablo y Gerardo.

Gerardo, el libro y yo
Ahora el libro ha comenzado a realizar su camino solitario. Quiero decir, ajeno a mi persona (aunque esté en cada una de sus páginas, en cada una de sus palabras). Ojalá que a lectoras y lectores les interese, encuentren algo que les importe. Que de una u otra manera los acompañe. 


 
Diseño de portada y dibujos de Gerardo Morán
Agradezco a Patricia Severín por la nota de contratapa, a Gerardo Morán por los dibujos y el diseño de portada, a Mili López por su colaboración y las fotografías, a Ivana Tosti y sus colaboradores por haber facilitado la sala principal de Ediciones de la Universidad del Litoral para el acto de presentación y a distintos medios de Santa Fe por las diferentes notas:diarios El Litoral y El Mirador (entrevistas de Mili López), radio Eme (periodista Raúl Rivas, programa "Entre mate y mate"), radio LT10 (periodista Martín Duarte, programa "Un viaje con vo-z"),,canal Cable & Diario (periodista María José Ramón). Y, como ya expresara, mi reconocimiento a Enrique Butti, por haberme acompañado en la presentación y por la nota que me dedicara en el suplemento Nosotros de El Litoral.

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