DE LO IMPOSIBLE A LO CIERTO SILENCIADO
Carlos Roberto Morán presenta nuevos cuentos, en los que anidan secretos: ellos se mueven entre la realidad, la fantasía y algo que se ubica en un más allá inabordable
El santafesino Carlos
Roberto Morán reúne su último conjunto de relatos bajo el título «Lo cierto, lo
Probable, lo Imposible», términos que certeramente definen el tenor de las
situaciones en las cuales se desplazan, tropiezan y se desploman sus
personajes. Habría en verdad otro adjetivo sustantivado (con la consecuente mayúscula
que lo elevaría al carácter de abstracción arquetípica) que aparece más de una
vez en el libro: lo Inexplicable, lo inexplicable que tiene sin embargo una
explicación probable, una imposible y una escondida: la cierta.
El relato con que se abre
el conjunto es una suerte de reseña apócrifa, de ese tipo de fantasías a las
que fueron tan afectos los padres del posmodernismo, Borges y Nabokov. Morán lo
llama «informe», informe sobre un autor ruso, Dimitri Yukov, que estaría
divulgándose en castellano, un gran descubrimiento por quien contienden los
editores de todo el mundo, un boom similar al que provocó la tardía resonancia
internacional de Iréne Némirovsky o Sándor Marái.
Los datos biográficos de
Yukov se pierden en la maraña burocrática del comunismo y de las purgas
estalinistas y de las tachaduras de la «glasnot» y de la «perestroika». Hay
paralelismos entre la vida de Yukov y la del famoso Aleksandr Solzhenitsyn (el
Premio Nobel reconocido en todo el mundo por sus novelas y denuncias sobre los
campos de concentración estalinistas). Ambos nacieron en el mismo año, ambos
padecieron el ostracismo, la censura y la reclusión en los gulags. Pero faltan
documentaciones fidedignas sobre el presunto paso de Zukov por el Ejército
Rojo, o incluso por los siniestros servicios secretos. Solzhenitsyn no lo
nombra en su voluminoso «Archipiélago Gulag», aunque ya se sabe que los
escritores son fáciles presas de animadversión y rivalidad hacia los semejantes
del gremio. La mujer de Zukov, fallecida en 2011, tampoco brinda demasiados
datos en su autobiografía, y tampoco «El Chacal», el famoso agente editorial
que se apropió y gestiona los derechos del autor ruso.
Morán se detiene en
contarnos sobre el contenido de los escritos de Zukov. Por ejemplo, de
«Niebla», novela sobre la desgraciada historia de una niña que huye de la
orfandad, la guerra y el hambre hacia un mundo de fantasía, en el cual sin
embargo también se infiltra el Mal. En «El río», Zukov también juega con un
realismo mágico «a la eslava» (es evidente que leyó con fervor a García
Márquez). Y aparte de la narrativa, Morán se aboca a contarnos sobre el ensayo
que el ruso escribió acerca del gran poeta Esenin (1895-1925), ese genio
literario que fue también un volcán de vitalidad (entre otros tantos romances
vivió uno escandaloso con la muy mayor bailarina Isadora Duncan), adherente a
la Revolución, pero enseguida censurado y perseguido por ella.
Al final de su «informe»,
Morán comienza a especular sobre el misterioso escritor y sus numerosos
secretos biobibliográficos. Porque se plantean muchos enigmas: ¿Hay escondidos
otros escritos de Zukov? ¿Cómo puede ser que la mujer de Zukov no haya podido
divulgar fotografías de su esposo, fuera de alguna silueta borrosa? ¿Y si todo
fuera invento de esta mujer? ¿Puede Yukov no haber existido nunca? ¿Sería todo
obra de un escritor fantasma? Hay una vieja foto de la mujer de Zukov con un
joven demasiado parecido, ¿a quién…? ¿Puede ser? ¿Solzhenitsyn? Morán rastrea
pistas que hacen, si no cierta ni imposible, probable esta temeraria teoría.
Nos hemos detenido en este
primer relato del libro porque su carácter metaliterario permite vislumbrar los
recursos que Morán irá distribuyendo de manera velada en el resto de los
cuentos. En primer lugar, los recursos para crear verosimilitud, la cita de
lugares y nombres propios y sucesos históricos reales que sustentan la carnalidad
de los personajes y la firmeza de las situaciones, densas, oscuras y siniestras
en general, y que a menudo derivan hacia lo fantástico o hacia la violencia del
policial negro. Es decir que el firme peso de la realidad se afirma en los
cuentos de Morán para que sea más honda y repentina la fisura, la rendija por
la cual se filtran el prodigio, la locura, o donde, sin explicitaciones ni
subrayados, la historia y el presente argentino se denotan, con su carga de
desventuras, mentiras e inseguridades.
De manera que también es
posible sesgar lecturas sociológicas o políticas de esos cuentos, porque
hablando de lo Imposible, lo Probable y lo Cierto, Morán está hablando de esa
situación política en la que un ciudadano ético y sensible se ve obligado a
resistir cada día deconstruyendo el discurso desplegado desde el poder, donde
prima la demagogia de lo imposible, y donde se hace necesario rastrear lo
Probable para tratar de descubrir lo Cierto silenciado.
Estos nueve cuentos
editados por Moglia corroboran la presencia de Carlos Roberto Morán en la
primera línea de la mejor narrativa argentina de las últimas décadas.
Comentarios
Publicar un comentario