"EN UNA SELVA OSCURA", DE NICOLE KRAUSS

En una selva oscura (Forest Dark), de Nicole Krauss
Salamandra, Barcelona, 2019, 295 páginas
Traducción de Rita da Costa
En España: 20 euros. En Argentina: 935 pesos

En medio del camino de nuestra vida me encontré por una selva oscura, porque la recta vía era Perdida”.

Dos personas que nada tienen que ver entre sí, salvo por el hecho de ser judías, son sorprendidas cuando se encuentran perdidas en sus propias selvas oscuras. Una de ellas es Jules Esptein, poderoso empresario que vive el impulso de desprenderse de diversas posesiones mientras toma distancia de su vida rutinaria. La otra es la novelista Nicole, “sorprendida” en un proceso de divorcio que, de una manera compulsiva, la lleva a trasladarse de su natal Estados Unidos a Tel Aviv, en Israel.

En realidad, la bifurcación de la novela se establece desde el primer momento, pero en todo caso ambas historias se mueven en paralelo y operan en espejo, porque ambos personajes centrales viven situaciones de introspección y despojamiento.

Cuanto le ocurre a Esptein es narrado en tercera persona, en tanto que “Nicole”, al  hablar en primera persona, expone a la propia novelista, puesto que en la vida real ella vivió un proceso de divorcio similar al experimentado por la protagonista. Este dato lleva a considerar que se está ante una nueva incursión en la autoficción (ya advertible en textos anteriores de Krauss).

Tel Aviv
Los cambios. La historia de la búsqueda de sentido de Epstein se mantiene por los caminos habituales del realismo, aunque se encuentre con personajes poco habituales, tales como el rabino Klausner y su hija Yael, y vive su propia experiencia existencial al donar dinero para una masiva plantación de árboles, así como el financiamiento de una película que, por lo que se llega a leer, no llegaría a concretarse.

Distinto es lo que ocurre con la novelista quien, a poco llegar a un hotel que ella mitifica, el Hilton, conoce a un tal Friedman, personaje que podría estar ligado a los servicios de inteligencia, aunque lo importante es que le hace conocer una extraña historia, según la cual Franz Kafka habría terminado su vida en Israel y no en Praga. 

También, en el medio de todo eso, aparece una valija en la que, quizás, estuvieran los documentos del autor de El proceso que Max Brod logró sacar de Europa para llevarlos a Palestina y así salvarlos de su pérdida definitiva.

Franz Kafka
Las referencias. Como señalé, los dos personajes de esta historia se referencian en la judeidad, la historia pasada de su pueblo y la del actual Israel, así como en La Divina Comedia (en el caso de Epstein) y la obra kafkiana (en lo que refiere a Nicole).

Lo propio de Krauss es dejar zonas irresueltas en sus relatos, manifestarse ambigua, dándole pistas a sus lectores, aunque no el “resultante” final. Vuelve a ocurrir en esta novela en la que la alta construcción del Hilton, en el que ella encontró provisorio refugio, deviene también oscura metáfora en la que cobra relevancia el suicidio de un hombre, episodio observado por la protagonista.

Como en textos anteriores, la condición judía se ubica en el primer plano. Israel parece ser el único lugar en el que los protagonistas pueden resolver sus inquietudes. Comprensible, en cuanto a la sensibilidad de la autora. Respetable, también, pero ajeno para el lector no judío, como a mí me ocurre.

En definitiva, tanto Epstein como Nicole, en el desierto israelí, encontrarán los motivos que los llevaron a sumergirse en las preguntas esenciales, en los cambios que buscan. En la expiación de los pecados. En la búsqueda del Sentido.

La edición en inglés
“(Epstein) descubrió que los grandes imperios de Asiria, Babilonia, Cartago y Persia habían caído por culpa de las inundaciones, y la desertización que había traído consigo la tala indiscriminada de los bosques. Descubrió que la desaparición de la antigua cultura griega, vino precedida por la deforestación y que, más tarde, la tala salvaje de los bosques vírgenes de India estaría en el origen de la caída de Roma. Y todo el rato, mientras él leía y el mar arrojaba grandes olas oscuras contra las ventanas, sus propios árboles seguían creciendo, las hojas desplegándose, las ramas alargándose hacia el cielo.
“Epstein cogió el libro de nuevo: ‘Sálvame, oh Dios, porque las aguas me han llegado hasta el cuello”.
“Su teléfono empezó a sonar:
“Y no hallé dónde poner el pie.
“He caído en aguas abismales.
y me cubre la corriente”. (p.246)


Esta nota sobre un libro anterior de Nicole Krauss apareció en el blog, pero cuando formaba parte de la comunidad del periódico EL PAIS. No se la encuentra más en internet y acá la reitero por si resulta de interés para quienes leen estas páginas

El dolor y la memoria en una novela de múltiples voces

La gran casa (Great House), de Nicole Krauss
Salamandra, Barcelona-Buenos Aires, 2012, 348 páginas
Traducción de Rita da Costa.
En España: 20 euros. En Argentina 685 pesos (precios actualizados)

Un gran escritorio, de dimensiones colosales y que podría haber pertenecido a Federico García Lorca, unirá la vida de seres distintos, que atraviesan por experiencias diversas, signadas por la memoria y la pérdida.

El relato de estas vidas de individuos considerablemente solitarios comienza en la Nueva York de los ’70 y se extenderá a lo largo de décadas para concluir en el Israel de nuestros días. Pero no será la gran historia la que contará la norteamericana Nicole Krauss en La gran casa, sino anécdotas privadas de diversos personajes, de complejos perfiles.

Krauss evidencia un fuerte dominio del relato. Lo demostró sobradamente en sus dos primeras novelas, Llega un hombre y dice y La historia del amor. Ahora, en la tercera, ratifica esas condiciones, exhibiéndose como una narradora muy segura de sí, ambiciosa también, cargada de talento, tanto que hasta llega a impresionar dada la madurez que evidencia, a pesar de no haber cumplido aún los cuarenta años (al momento de escribir esta novela).

El relato múltiple comienza cuando la novelista Nadia le habla a un presunto magistrado (al que llama señoría) para confesarle su vida, sus sueños y, especialmente, sus pérdidas, que cifra o condensa en Daniel Varsky, un joven poeta chileno que pasó por su vida como una especie de sueño.

Pero ese “momento” con Varsky no se repetirá, porque el joven retornará a su país natal del que nunca regresará, puesto que será asesinado por los esbirros de Pinochet. Varsky será una figura fantasmal y al mismo tiempo fundamental en la vida de Nadia, tanto por la impresión que le causó esa única vez que estuvo con él (y en la que se dieron un único beso) como por el hecho de heredar el escritorio antiguo donde escribirá gran parte de su obra.

Jerusalén
Novela que no se entrega. Una persona amiga me sugirió “concentrarme” para dilucidar el sentido –o los sentidos- de La gran casa. E hizo bien con la recomendación, porque la novela es efectivamente compleja y no pocas veces hermética. Krauss da muchas pistas, pero los misterios últimos persistirán.

Prosigo con la trama: muchos años más tarde de su encuentro con el poeta, es la presunta hija de este quien se comunica con Nadia para reclamarle lo que su padre pudo haberle dejado en custodia. En efecto, la escritora no era la dueña del escritorio porque Varsky le había pedido que se lo guardara hasta su regreso. Lo curioso es que Nadia durante años había conservado varios muebles del poeta, de los cuales el único que había sobrevivido era el escritorio. No se niega a entregar el mueble, aunque ello le signifique un verdadero desgarramiento.

En la segunda parte de la novela otra voz aparece, en este caso la de un viudo reciente que vive en Jerusalén e intenta establecer contacto, en el sentido de dialogar, conocerse/reconocerse, con uno de sus hijos, Dovik, quien ha llegado desde Londres para asistir al velatorio de su madre. Y también para volver a afincarse en Israel, donde intentará escribir su propia novela.

Ya en un tiempo más cercano al nuestro aparecerá una segunda novelista, joven, confundida, que se relaciona con los extraños y ligeramente incestuosos hermanos Weisz, hijos de un anticuario que busca rescatar antiguos muebles propiedad de judíos, robados por los nazis, entre los que se encuentra el gran escritorio ya referido.

Londres
El juego de cajas chinas. Las historias aquí narradas dan lugar a otras, como en un juego de cajas chinas. Así y a través del mismo escritorio llegaremos a conocer la que unió a Lotte, una refugiada alemana en Londres, y a Arthur. Ambos vivirán su largo romance marcado por los silencios y los misterios de la mujer.

 El anticuario Weisz será quien una las distintas piezas de este rompecabezas literario, que tendrá también significación alegórica: la Gran Casa alude a la diáspora judía y al deseo del mítico reencuentro que se producirá “el año próximo en Jerusalén”, como se dijeron los judíos generación tras generación, a lo largo de los siglos.

Pero la novela es también una larga reflexión sobre la escritura, sobre la hechura misma del texto literario. De cierto modo la literatura sería la otra “gran casa” en la que Krauss encuentra refugio, como sus personajes/narradores, luego de superar –eso sí- no pocos sinsabores, los múltiples escollos que siempre se presentan a la hora de crear.


Historias de vidas, reflexiones sobre la condición judía (y sobre la condición humana), misterios que se explican o que se reservan, emociones a flor de piel, la escritura como elección y destino, todo eso forma parte, conforma, a La gran casa, una novela de múltiples voces, de múltiples rostros, como la propia vida lo es.

Datos para una biografía

Nicole Krauss nació en 1974 en Nueva York, Estados Unidos. Estudió en la Universidad de Stanford e hizo su posgrado en Oxford. Sus primeros pasos literarios los dio en el terreno de la poesía, obteniendo diversos reconocimientos, al punto de que el poeta ruso Joseph Brodsky se transformó en su mentor. Sin embargo, dejó totalmente la poesía una vez que comenzó su exitosa carrera como novelista, iniciada en 2002 con Llega un hombre y dice y continuada con La historia del amor (2005), La Gran Casa (2010) y En una selva oscura (2017). Es autora también de diversos cuentos o relatos cortos. En 2007 fue elegida por la revista “Granta” como uno de mejores escritores jóvenes de su país y tres años después la distinguió con un título similar The New York Times. Estuvo casada con el novelista Jonathan Safran Foer y tuvieron dos hijos. Reside en Brooklyn, Nueva York. Ha obtenido el premio internacional “Willam Saroyan” y el Premio al Mejor Libro Extranjero que se otorga en Francia. Está traducida a más de treinta idiomas. La historia del amor fue llevada al cine en 2016 por el director rumano Radu Mihaileanu.

Algunos enlaces de internet:

En castellano:
NK en Lecturalia.com

En inglés:

Video: entrevista a Nicole Krauss en la tradicional librería Shakespeare and Company, de París, subida a YouTube el 28.4.18. Duración: 37,52 minutos. En inglés (para subtitulado en ese idioma, debe cliquearse en el icono respectivo). 

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