Es infinita esta riqueza abandonada
esta
mano no es la mano ni la piel de tu alegría
al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido
después del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es lo mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos de cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no importa tu fracaso
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas veces
el río llega a los dioses
sube murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío
no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo
tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido
después del rostro hay otro rostro
tras la marcha de tu amante hay otra marcha
tras el canto un nuevo roce se prolonga
y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas remotas
siempre será así
algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo
pero otro sueño se levanta y no es lo mismo
entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos de cualquiera
no eres el mismo no son los mismos
otros saben la palabra tú la ignoras
otros saben olvidar los hechos innecesarios
y levantan su pulgar han olvidado
tú has de volver no importa tu fracaso
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
y cada gesto cada forma de amor o de reproche
entre las últimas risas el dolor y los comienzos
encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas
una máscara de abedul presagia la visión
has querido ver
en el fondo del día lo has conseguido algunas veces
el río llega a los dioses
sube murmullos lejanos a la claridad del sol
amenazas
resplandor en frío
no esperas nada
sino la ruta del sol y de la pena
nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada
___________________________________________
Edgar Bayley nació en Buenos
Aires en 1919 y falleció en la misma ciudad de Argentina el 12 de agosto de
1990. Dotado de una particular sensibilidad, dejó una brillante producción
poética en la que el tono sereno e intimista se combina con el rigor reflexivo.
Desde sus comienzos como poeta, se sintió atraído por las técnicas y
las ideas vanguardistas, a las que dio cabida y difusión a través de la revista
literaria Arturo (1944), una prestigiosa publicación. Entre sus
libros de poemas sobresalen Invención 2
(1945), En común (1949), La vigilia y el viaje (1951)
y El día (1968). En 1976,
Edgar Bayley recogió todos estos poemarios y, con el añadido de un volumen inédito (Celebraciones), los publicó con el título de Obra poética.
En su condición de estudioso del hecho poético, recopiló sus ideas e
impresiones acerca de la lírica en Realidad
interna y función de la poesía (1952). Además de estos títulos, Edgar
Bayley también publicó algunas piezas teatrales, entre las que cabe destacar a Farsa de primavera (1951) y Dulioto (1953).
Comentarios
Publicar un comentario