De amor y de hambre (Of Love and Hunger), de
Julian MacLaren-Ross
Aunque escrita
después de la Segunda Guerra Mundial, la historia se desarrolla en los meses
previos a la gran contienda, en una grisácea Inglaterra en la que deambulan
seres opacos que no salen de una aplastante realidad cotidiana y en la que
faltan tanto estímulo como dinero contante y sonante.
El
protagonista es el joven Richard Fanshawe, quien llega de Madrás, en la India,
con remordimientos por su pasado reciente y que trata de hacer pie en un pueblo
(un balneario desolado, lo definen; y lo definen bien) en el que encuentra un
único trabajo, el de vendedor de aspiradoras, mientras malvive –con deudas
multiplicadas- en una patética pieza de pensión.
A estos
personajes grises y frustrados ya los conocen quienes sean lectores habituales
de la siempre potente literatura inglesa de la época. Greene, Hamilton, y
tantos más bien podrían firmar estas páginas, seguir a estos personajes que nos
hablan, cada uno a su modo, de sus limitaciones y desdichas. En este caso, los de
De amor y de hambre “sienten” las
estrecheces de la Depresión, no son para nada felices en sus precarios trabajos
y temen a la guerra, la maldita y desdichada guerra, tan inminente.
Es trillada,
hasta patética, la vida del vendedor de aspiradoras en una Inglaterra sin
dinero. Vendedores que deben tratar que sus potenciales clientes (mujeres en su
casi totalidad) les compren las máquinas, no sólo para poder vivir y pagar las
cuentas omnipresentes, sino para no ser despedidos de las empresas para las que
trabajan, “negreras” e insensibles como las que más. Así, al menos, las
presenta el autor que no por casualidad también fue un sufrido vendedor de
aspiradoras.
La historia
es de una aparente sencillez. Muestra a Richard tratando de ser un solvente
vendedor, algo que por cierto le cuesta conseguir, así como a una seguidilla de
personajes pintorescos, aunque poco o nada graciosos. Esas
personas, en su gran mayoría, irán tornándose agresivas, nada amigables, hasta
que varias mutarán hasta volverse criaturas salidas de alguna pesadilla.
Como
contrapartida, Richard conoce a Sukie, mujer de difícil trato, pero a la que va
tomando progresivamente en cuenta a pesar de estar casada con quien podía
considerar su mejor amigo, Derek.
Tal la aparentemente simple y lineal anécdota que narra MacLaren-Ross con notable solvencia, sabiendo despertar el interés y hasta la simpatía hacia sus criaturas que aprenden, malamente, a soportar la desdicha en un mundo recargado, brumoso, en el que apenas si emergen leves destellos de felicidad.
Tal la aparentemente simple y lineal anécdota que narra MacLaren-Ross con notable solvencia, sabiendo despertar el interés y hasta la simpatía hacia sus criaturas que aprenden, malamente, a soportar la desdicha en un mundo recargado, brumoso, en el que apenas si emergen leves destellos de felicidad.
Julian Maclaren-Ross (1912-1964), fue novelista, cuentista, guionista de cine y de
documentales para la BBC, conscripto durante la Segunda Guerra Mundial,
vendedor de aspiradoras a domicilio y, sobre todo, el más celebrado dandy del
Soho londinense de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado. Vivió en el
mismo mundo que sus personajes: hoteles y estaciones de tren, pubs llenos de
humo, deudas, calles oscuras, prisión, paranoia, amores correspondidos, aunque
imposibles. La adicción de Maclaren-Ross al alcohol y a las anfetaminas llevó a
su biógrafo a afirmar: “Era un mediocre guardián de su inmenso talento”.
Parodió a la perfección a escritores como William Faulkner, Raymond Chandler,
P.G. Wodehouse y Patrick Hamilton, a sabiendas de que nadie iba a poder tomarse
revancha: su estilo era inimitable. Publicó catorce libros, de los cuales,
entre otros, se conocen en nuestro idioma Tostadas
de jabón y otros cuentos, Veneno de tarántula, Noches en Fitzrovia y el
aquí comentado, editado en inglés en
1947.
La Bestia
Equilátera, Buenos Aires, 2018, 316 páginas. Traducción de Ernesto Montequin.
En Argentina: 430 pesos.
Video:
Lectura de “El Sumo Sacerdote de Buda”, de Julian MacLaren Ross, tomado de Tostadas de jabón y otros cuentos (La
Bestia Equilátera, 2009). Audiolibro, lectura de Martín Broussalis. Subido a
YouTube el 25.10.14. Duración: 31,53 minutos.
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