“Milena”, de Margarete
Buber-Neumann
Tusquets Editores,
Barcelona-Buenos Aires, 2017, 264 páginas
Traducción de M.A. Grau
En España: 18,50 euros. En
Argentina: 349 pesos.
Milena Jesenská (1896-1944)
ha sido conocida como la amante de Franz Kafka, aunque la relación que mantuvo
con éste resultó un tanto breve y al mismo tiempo opacó lo que fue la vida de
esta periodista checa que terminó sus días en un campo de concentración nazi.
En ese horrible lugar,
Ravensbrück, próximo a Berlín, en que se alojaba a presas políticas en la
mayoría de los casos, se conocieron la checa Milena y la alemana Margarete
Buber-Neumann, quien si bien soportó grandes padecimientos logró sobrevivir y,
tal como fue su promesa, en 1963 escribió el presente libro que ha sido
reeditado en nuestro idioma (la primera edición data de 1987).
Milena nació en Praga en
una familia acomodada. Su padre fue un prestigioso cirujano y su madre murió
cuando la hija era adolescente. Su padre fue muy riguroso, hasta autoritario, y
cuando ella se enamoró del escritor judío Ernst Pollack hizo cuanto pudo para
evitar esa relación (llegó a confinarla en un hospital psiquiátrico). Pero la
que sería famosa periodista demostró tener carácter y actitudes independientes
desde joven, por lo que desoyendo los deseos de su progenltor se casó con
Pollack radicándose en Viena.
Sin embargo, las
infidelidades y el maltrato de su esposo fueron in crescendo y aunque ella
intentó mantener su matrimonio en pie, terminó separándose. Antes, buscando la
independencia económica, dio clases de checo y en 1919 leyó cuentos de Kafka,
quien escribía en alemán, con el que tomó contacto epistolar pidiéndole
autorización para traducirlo. Así comenzó una correspondencia que se extendió
hasta 1922 aunque, pese a la fama que adquirieron estas cartas, sólo se reunió
con el gran escritor en dos oportunidades.
Kafka estaba interesado en
Milena pero, según lo dejara registrado en sus diarios, a ella sólo le
importaba su esposo, de manera que decidió cortar toda relación con su
connacional en ese mismo año. Pese a ello, Milena fue una de las mujeres que
más le interesaron al autor de “El proceso” y la única no judía. Las otras
fueron Felice Bauer y Dora Diamant. La aquí biografiada siempre admiró a Franz
y lo recordaba aun en el campo de concentración. Prueba de su admiración son
estas líneas que escribió cuando murió Kafka: "Tímido, retraído, suave y amable, visionario, demasiado sabio
para vivir, demasiado débil para luchar, de los que se someten al vencedor y
acaban por avergonzarlo".
La periodista demostró
desde joven tener un espíritu independiente, por lo que debió luchar contra
muchas costumbres e imposiciones de la sociedad de su época, marcada por el
patriarcado. Muy bella, se relacionó físicamente con hombres sin estar casada y
también fue periodista en un mundillo donde era difícil que trabajara una mujer. Fue a fuerza
de talento y originalidad de planteos que se impuso en ese ambiente, que al
comienzo le resultó hostil.
Ya se había separado y
regresado a Praga, en la que desarrolló una amplia tarea como periodista y, a
medida que fue cobrando experiencia, sus notas comenzaron a destacarse de las
del resto. Mujer de gran sensibilidad social, en sus crónicas denunció las
pésimas condiciones laborales de la época.
Eso, hasta la invasión de
Checoslovaquia por los alemanes, que fue transformando a Milena, quien fuera
miembro del Partido Comunista y vuelta a casar con Jaromir Krejcar, también
comunista y con la que tuvo una hija, Jana. Ambos sin embargo terminaron
rompiendo con esa agrupación, pero Milena siguió adhiriendo a causas vinculadas
con la izquierda. Su oposición al
nazismo era tal que andaba por las calles praguenses con una estrella amarilla,
al tiempo que actuaba en la resistencia arriesgando reiteradamente su vida,
hasta que fue detenida por la Gestapo y confinada en Ravensbrück en 1939.
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Praga en 1920, ap. |
En el campo de concentración. Como se dijo, la autora del libro y Milena se
conocieron en ese lugar infecto. También Margarete había militado en el
comunismo y su ingreso al campo se dio en circunstancias penosas. En efecto,
refugiada en la Unión Soviética, por expresar disidencias con el estalinismo
fue entregada a los alemanes (¡de los que había huido!) durante el breve
período que duró el pacto de paz entre la URSS y el régimen de Hitler.
Las coincidencias políticas
entre ambas mujeres las unió desde el principio, volviéndolas muy amigas y
haciendo que hicieran causa común en un ambiente más que opresivo, tanto por la
absolutamente cruel política de los nazis como por el hecho de que las
estalinistas presas se transformaron en sus enemigas declaradas.
Milena fue una persona de
gran bondad y muy solidaria, actitudes evidenciadas a lo largo de su vida y que
no abandonó aún en el campo de concentración, donde se desempeñó como
enfermera.
Se crea o no, según el
testimonio de Buber Neumann, a pesar de todas las dificultades Milena mantuvo
su espíritu independiente en el campo, llegando a jugarse su existencia su vida
por sus enfrentamientos con las autoridades del lugar que no aceptaban el menor
desvío a las normas (muy caprichosas y cambiantes, por otra parte).
Incluso su arrojo fue tal
que llegó a salvar a varias reclusas por distintos motivos condenadas al exterminio.
Ambas se expusieron, en verdad, inclusive para verse y conversar sobre sus
respectivas vidas, dándose ánimos en ese lugar sombrío donde todo era espanto y
se ignoraba si sobrevivirían al día siguiente.
Milena contrajo una
infección renal y fue desatendida, como era de esperarse, por lo que terminó
falleciendo el 17 de mayo de 1944, cuando aún no había cumplido los cuarenta y
ocho años.
De esta gran mujer han
quedado pocos recuerdos. En “Milena”, su
autora reprodujo fragmentos de algunos
artículos de la praguense. Dichas notas se han compilado y editado con
el título de “Vivir”, pero aún no han sido traducidos a nuestro idioma, en
tanto que dos años atrás una especialista descubrió por casualidad siete de las
más de cuarenta cartas que desde Ravensbrück ella dirigiera a su esposo y a su
hija.
Es prácticamente todo el
legado que nos queda de esta gran humanista, a la que gracias al presente libro he conocido.
Y admirado.
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Liberación de Praga, 1945 |
“Con frecuencia, Milena se estremecía de pánico al pensar en el final de la
guerra. Afirmaba una y otra vez que a Checoslovaquia sólo le iban a permitir un
par de años de régimen democrático. Aunque también consideraba muy posible -cosa
que yo no quería creer- que entregaran enseguida su patria al vencedor Stalin.
“¿Y cómo huiremos de los rusos?”, se preguntaba a menudo con angustia. A fin de
tranquilizarla, yo diseñaba, uno tras otro, planes de fuga en los que siempre
encontraba coches que nos quisieran llevar porque Milena, débil como estaba, no
podía correr. Tres años más tarde yo viviría, por experiencia propia, lo que
verdaderamente significa huir de los rusos”.
Datos para una biografía
Margarete Buber-Neumann (Potsdam,
1901 - Frankfurt, 1989) fue escritora y activista política en la Alemania de
Weimar. En los años veinte del siglo pasado adhirió al Partido Comunista
alemán y durante los años treinta trabajó para la Internacional Comunista en
Francia y España. A finales de esa década fue acusada de actividades
contrarrevolucionarias e internada en un gulag
en Kazajistán. En 1940, tras el pacto entre Hitler y Stalin, los soviéticos la
entregaron a la Gestapo que la encerró en el campo de concentración de
Ravensbrück. Tras la liberación, dedicó sus esfuerzos a denunciar el
totalitarismo y las dictaduras. Además de Milena, es autora
de Prisionera de Hitler y Stalin, entre otros títulos.
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