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(diseño de Gerardo Morán) |
(video al final de la nota)
Dieciséis
años atrás se compilaron por primera vez los cuentos del argentino Juan José
Saer, una selección que el autor controló puesto que aún vivía (iba a morir en
2005). Es una valiosa selección porque Saer, aparte de haber sido el novelista de
gran nivel que todos conocemos, fue una excelente cuentista. Su propia obra
narrativa nace con el cuento (“En la zona”, 1960) y cierra también con una muy
lograda colección de relatos cortos: “Lugar”, del año 2000, en el que desplegó
sus mejores dotes de narrador. Digo "cierra" porque fue el último de sus libros publicado en
vida.
En la
presente recopilación Saer invierte el orden cronológico habitual, puesto que
coloca en primer términos sus últimos cuentos y al final del libro los
primeros, para que el lector, dice, tenga una perspectiva similar a la de él.
Como quien desanda un largo camino, que en su caso fue de cuarenta y tres años
de intensa escritura. Al publicarlos por primera vez sorprendió porque
incorporó cuatro inéditos, escritos entre 1964 y 1965, a los que unificó bajo el
título de “Esquina de febrero”.
Estos textos fueron releídos por el autor
nacido en Serodino, provincia de Santa Fe, cuando se encontraba organizando
este libro y de los que confesaba tenían para él “un sabor intenso”, pero no por
ser el de sus comienzos literarios sino por haber sido escritos en su juventud
“irrevocablemente desaparecida”.
Una de las
características más notables en Saer fue su ambición literaria: generar una
región que le fuera propia, gestando un ámbito autosuficiente, al estilo de lo que
hicieran sus admirados Faulkner y Onetti. La otra, que su obra tuviese vasos
comunicantes permanentes. Y la tercera, que la lírica ingresara a la prosa.
Respecto de
esa “obra total”, resulta significativo lo que precisa el editor Alberto Díaz,
quien se hizo responsable de la mayor parte de los trabajos de Saer. Al hablar
sobre la reedición de estos Cuentos Completos precisa que en uno de sus primeros relatos, “Tango del
viudo” el personaje Gutiérrez deja “la ciudad” (Santa Fe) para irse a Buenos
Aires y que lo hace “regresar” sólo en su última novela, “La grande”, que se
publicara de manera póstuma. “Creo que su primer libro de cuentos, En la zona, posee la concepción
balzaciana de que si uno quiere ser un buen escritor debe tener un plan maestro
de lo que va a ser su obra”, agrega. Como quien cierra, al fin, un gran cìrculo.
Este ejemplo
capital citado por Díaz, nos confirma aquello de la “ambición” literaria
saeriana que, más allá de sus novelas y ensayos, se ve enriquecido con sus
cuentos. La serie, además de los libros ya citados, incluye los títulos “Palo y
hueso” (1965), “Unidad de lugar” (1967) y “La mayor” (1976).
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La primera edición de En la zona |
En la zona. Aunque en
“La mayor” se incluye un texto muy conocido de Saer, en el que a través de un
personaje cuestiona el concepto de región, la ciudad de Santa Fe y la zona de
distritos costeros que la circunda, es precisamente el sitio que de real
“salta” a ficticio para constituirse en el territorio mítico donde transcurren
las diversas historias de este autor, en el que reitera situaciones y
personajes, muchas veces referidos desde perspectivas diversas y a veces hasta
contrapuestas.
Sus cuentos
son de tipo “tradicional”, ajustándose al género, aunque en otros,
especialmente los que componen “La mayor”, difieren, volcándose al
experimentalismo y a las formas heterodoxas, como ocurre en el excepcional
texto que da título al libro y que –por su estructura y su forma de plasmarse
en la página- trae nítidos recuerdos de la gran poesía de su maestro, el
entrerriano Juan L. Ortiz.
Al respecto,
en el prólogo al que titula “Nota”, Saer confirma esas intenciones: “Varios de
entre ellos (habla de sus cuentos) difieren del género porque, considerando que
la preceptiva del cuento moderno es demasiado rígida, me pareció que valía la
pena explorar, en la ficción breve, formas más libres que las que recomiendan
como clásicas”.
“La mayor”,
escrita entre 1969 y 1974, vale decir cuando Saer trataba de hacer pie
definitivo en Francia, fue un verdadero “parteaguas” en su obra. Se trata de
una valiosa selección de formas breves, muchas de ellas experimentales, en las
que el autor “jugó” con mucha libertad con la expresión literaria, todo lo cual
le abrió nuevas puertas en su derrotero como escritor, tanto de ficciones como
de poesía.
En “Cuentos
completos” se incluye otras piezas capitales, como los que integran “Unidad de
lugar” (especialmente, para mi gusto personal, “Sombras sobre vidrio esmerilado”,
con su personaje Tomatis como protagonista principal de la historia) y la mayor
parte de los relatos de “Lugar”, a pesar de que en algunos de esos textos el
prologuista Fabián Casas percibe una “cierta pérdida” de su potencia creadora.
Se trata de
un respetable punto de vista, aunque en lo personal considero que es uno de los
libros más valiosos de la parte final de su obra. Pero, más allá de los
acuerdos y los disensos, el presente volumen permite volver a incursionar el
rico territorio de quien, si bien se afincó en la novela como su forma
expresiva preferida, supo decir de
manera personal y madura también en el difícil territorio del cuento.
Cuentos completos, de Juan José Saer.
Seix Barral, Buenos Aires, 2017, 610 páginas.
Prólogo de Fabián Casas.
“Otros, ellos, antes, podían. Mojaban, despacio, en la
cocina, en el atardecer, en el invierno, la galletita, sopando, y subían,
después, la mano, de un solo movimiento, a la boca, mordían y dejaban, durante
un momento, la punta azucarada en la punta de la lengua, para que subiese,
desde ella, de su disolución, como un relente, el recuerdo, masticaban despacio
y estaban, de golpe ahora, fuera de sí, en otro lugar, mientras hubiese, en
primer lugar, la lengua, la galletita, el té que humea, los años: mojaban, en
la cocina, en invierno, la galletita en la taza de té, y sabían,
inmediatamente, al probar, que estaban llenos, dentro de algo y trayendo,
dentro, algo, que habían, en otros años, porque había años, dejado, fuera, en
el mundo, algo, que se podía, de una u otra manera, por decir así, recuperar, y
que había, por lo tanto, en alguna parte, lo que llamaban o que creían que
debía ser, ¿no es cierto?, un mundo. Y yo, ahora, me llevó a la boca, por
segunda vez, la galletita empapada en el té, y no saco, al probarla, nada, lo
que se dice nada. Sopo la galletita en la taza de té, en la cocina, en
invierno, y alzo rápido la mano, hacia la boca, dejo la pasta azucarada, tibia,
en la punta de la lengua, por un momento, y empiezo a masticar, despacio, y
ahora que trago, ahora que no queda ni rastro de sabor, sé, decididamente, que
no saco nada, pero nada, lo que se dice nada. Ahora no hay ni rastro, ni
recuerdo, de sabor: nada”. (Fragmento de “La mayor”).
Datos para una biografía
Juan José Saer nació en Serodino, provincia de Santa Fe, Argentina, en 1937
y falleció en París en 2005. En Santa Fe vivió hasta 1968 y tanto en esa ciudad
como en su zona transcurre la mayor parte de su obra de ficción. Luego se
radicó en Francia donde fue docente universitario. En Santa Fe fue profesor en
la Universidad Nacional del Litoral. Es autor de más de una veintena de libros,
integrados por novelas, cuentos, poemas y ensayos. Publicó cinco libros de
cuentos: “En la zona” (1960), “Palo y hueso” (1965), “Unidad de lugar” (1967), “La
mayor” (1976) y “Lugar” (2000). Los textos de estos libros más algunos inéditos
están reunidos en “Cuentos completos” (2001/2017). Es autor de doce novelas: “Responso”
(1964), “La vuelta completa” (1966), “Cicatrices” (1969), “El limonero real”
(1974), “Nadie nada nunca” (1980), “El entenado” (1983), “Glosa” (1985), “La
ocasión” (1986, Premio Nadal), “Lo imborrable” (1992), “La pesquisa” (1994), “Las
nubes” (1997) y “La grande” (que se publicó inconclusa poco después de su
muerte). Sus poemas fueron reunidos en “El arte de narrar”, volumen publicado
por primera vez en 1977 y que tuvo varias reediciones y ampliaciones, la última
en el año 2000. Es autor de varios ensayos, entre ellos “Para una literatura
sin atributos” (1988), “El río sin orillas” (1991), “La selva espesa” (1994), “El
concepto de ficción” (1997), “La narración-objeto” (1999) y póstumamente se
conoció “Trabajos” (2005). Con materiales inéditos que fueron reunidos luego de
su muerte, se publicaron “Papeles de trabajo” (2012), “Papeles de trabajo 2”
(2013), “Poemas” (2014) y “Ensayos” (2015). Fue coguionista de “Las veredas de
Saturno”, película de Hugo Santiago (1986). Ha sido traducido al francés,
inglés, alemán, italiano, holandés, portugués, sueco, griego, checo, japonés,
hebreo, noruego y rumano.
Video
Entrevista de la periodista Cristina Mucci en su programa “Los siete locos”,
Buenos Aires, año 2000
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