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Scott Fitzgerald y su pequeña Frances "Scottie". Composición: Gerardo Morán |
“Cuentos
selectos”, de Francis Scott Fitzgerald.
Editorial
Edhasa, Buenos Aires, 2017, 398 páginas.
Selección y
prólogo de Carlos Gamerro.
Traducción de
Teresa Arijón y Bárbara Belloc.
En Argentina:
425 pesos.
La era del
jazz, los “años locos”, la frivolidad, el divertimento, el gasto excesivo, el
alcohol y la locura, están ligados, a veces injustamente, a este gran escritor
llamado Francis Scott Fitzgerald, maestro del cuento y autor de novelas de considerable
valor, especialmente su obra maestra, la imperecedera “El gran Gatsby”. Los textos
aquí seleccionados con rigor por Carlos Gamerro no hacen más que ratificar la
maestría de alguien que al comienzo vivió una vida de éxito fácil y que luego
hasta el final de su corta existencia debió batallar contra todos sus
fantasmas.
Se registra
una notable escisión en la vida y en la obra de Fitzgerald (Scott es su segundo
nombre, pero en la mayoría de los casos se lo toma como apellido). Fue todo
“manteca al techo” desde que tuvo un notable éxito con su primera novela, “A
este lado del Paraíso” (1920), se casó con su amada Zelda y sus cuentos
inundaron los semanarios que se publicaban en cantidades excepcionales en los
Estados Unidos pagando muy bien a sus colaboradores.
Eran los años
de la frivolidad, del gasto fácil y fastuoso, de los viajes a París, del éxito
que parecía no tener fin.
Pero llegó el
Crack de 1929 y, prácticamente en simultáneo, la enfermedad mental que afectó a
su mujer, Zelda Sayre, por el resto de su vida. Y el alcoholismo de Francis que
se acentuó y fue uno de los motivos que lo llevaron prematuramente a la muerte,
a los 44 años (aunque su fallecimiento se produjo por un paro cardíaco).
La visión
“simpática” del mundo se modificó en la obra de Fitzgerald, agriándose. Aunque
siguió publicando cuentos “potables” para las revistas de moda, escribió una
serie de relatos pesimistas que sólo este año han conocido la luz, con el
título de “I’d Die For You” (“Muero por ti”) puesto que los editores de la
época lo consideraban nada convenientes para sus potenciales lectores.
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La reciente versión inglesa de "Muero por ti" |
Una selección rigurosa. Gamerro ha elegido con agudo sentido crítico la selección. Ella se abre
con cuatro cuentos de la primera época, que tan bien representan al joven y
popular Scott Fitzgerald: “Bernice se corta el cabello”, “El palacio de hielo”,
“El curioso caso de Benjamín Button” y “Un diamante tan grande como el Ritz”.
En los dos
primeros casos, otras tantas típicas damitas del Profundo Sur norteamericano,
ricas, frívolas, son las indirectas protagonistas de los dramas que narra Scott
con muchas ironías y fino sentido del humor. En principio, los dos textos
parecen comedias, pero demostrarán su lado cruel, en el primer caso cuando la
Berenice del título logra ejercer su venganza con una rubia típica que le hace
la vida imposible mientras la visita y en el segundo logra contar, con recursos
muy eficaces, el choque entre Sur y Norte cuando en aquellos años ’20 aún se
percibían las profundas diferencias entre dos culturas que antagonizan y que
una rubia sureña no puede soportar cuando se traslada a Nueva York para tratar
de iniciar, sin suerte, una nueva vida.
“El curioso
caso de Benjamín Button” ha sido hace poco tiempo “resucitado” por la película
que narra la historia, protagonizada por Brad Pitt, y que es el fantástico
relato del niño que nace viejo y vive “al revés” hasta morir como bebé, a los
setenta años. Es un juego literario que Scott supo resolver con mucha
solvencia, narrando desde el verismo una historia inverosímil a la que sin
embargo logra contar con coherencia salvando todos los escollos.
Se decía que
Fitzgerald envidiaba a los ricos y Hemingway se burla de él en un cuento de
“Las nieves del Kilimanjaro” (como Gamerro se encarga de recordar en el
prólogo). Sin embargo, en “Un diamante tan grande como el Ritz” muestra a los
ricos como seres únicos pero monstruosos, a través de un relato de
implicaciones fantásticas que remeda los cuentos de hadas, también muy bien
resuelto.
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La versión cinematográfica de "Babilonia revisitada", driigida por Richard Brooks |
Lo que vino después. “Babilonia revisitada”, señala un corte casi transversal en las historias
de Scott Fitzgerald. No por casualidad escrita en 1931 (y llevada al cine 23
años después) muestra al personaje Charles Wales regresando a París después de
cierto tiempo, encontrándose con una suerte de campo minado porque no puede
recuperar nada de lo que vivió –y despilfarró- años atrás. De la “Babilonia” de
los tiempos alocados sólo encuentra restos desperdigados y sus intentos de
llevarse con él a su hija, criada por una tía que recuerda todas sus faltas, terminan
siendo vanos. El cuento no omite ninguna de las faltas de este Charlie que lo
tuvo todo y también lo perdió, incluyendo a su mujer. El narrador no escatima
los dolorosos recuerdos y expone las faltas de las cuales, pese a sus intentos, Wales no puede redimirse.
También,
saliéndose de la serie de relatos, Gamerro elige para la selección “El
Crack-Up”, rescatada en 1945 por Edmund Wilson como parte de una serie de
textos no narrativos, incluyendo correspondencia, que puede entenderse como “el
derrumbe” o “la grieta” y que es como una suerte de sanción moral que el autor
se aplica a sí mismo por lo no hecho, o por lo mal hecho, y que lo muestra
tanto auto reflexivo como cínico ante la vida.
Quedan por
fin tres historias que tienen al guionista Pat Hobby como protagonista (Esquire publicó un libro recopilando esos
y otros relatos poco después de la muerte del autor) al que muestra decadente,
rememorando su pasado de gloria, irrecuperable.
Gran autor,
excelente selección. Un libro que merece toda atención y atentas lecturas.
“Bernice no veía nada, no oía nada. El único sentido que
todavía le funcionaba le decía que el hombre de la bata blanca había tomado un
peine de carey y luego otro; que sus dedos tropezaban con las horquillas que no
le resultaban familiares; que estaba a punto de perder su pelo, su maravilloso
cabello: no volvería a sentir su peso voluptuoso y lánguido cuando le caía por
la espalda como un resplandor castaño oscuro. Estuvo a punto de arrepentirse,
pero con precisión inmediata y mecánica una imagen se presentó ante sus ojos:
la boca de Marjorie curvándose en una leve sonrisa irónica, como diciendo: “¡Ríndete
y baja del sillón! Me jugaste sucio y descubrí tu estafa. Ya ves que no tienes
nada que hacer”.
Y una última reserva animó a Bernice, que apretó los puños bajo la toalla blanca y
entrecerró los ojos de una manera muy rara, de la que Marjorie le hablaría a
alguien mucho tiempo después.
Veinte minutos más tarde, el peluquero giró el sillón
ante el espejo y Bernice se estremeció al ver el desastre en todo su esplendor.
Su pelo ya no era rizado; ahora caía en dos bloques lacios y sin vida a ambos
lados de su cara, de repente pálida.
Era una cara fea como el pecado. Ella ya lo sabía de
antemano, sabía que iba a quedar fea, más fea que el pecado. El mayor atractivo
de su cara había sido una sencillez de Virgen María. Ahora que esa sencillez
virginal había desaparecido, Bernice era una chica… bueno… terriblemente
mediocre. Ni siquiera histriónica, sólo ridícula, como una intelectual de
Greenwich Village que olvidó los anteojos en su casa”.
Datos para una biografía
Francis
Scott Fitrzgerald
nació en 1896 Minnesota y murió en 1940 en California. De una familia tradicional
de clase alta, católica, educado en los mejores institutos, es un autor
fundamental de la literatura norteamericana del siglo XX. Su primera
novela, A este lado del paraíso (1920), lo lanzó a la fama;
con sus cuentos, muchos de ellos obras maestras, retrató la sociedad
estadounidense y la vida en el París de entre guerras. Pero eso no es todo:
escribió dos novelas inolvidables, El gran Gatsby (1925) y Suave
es la noche (1934), y dejó inacabada El último magnate, un
fresco preciso e intenso de Hollywood. Gran cantidad de sus libros y sus
relatos fueron llevados al cine, entre ellas varias versiones de “El gran
Gatsby”..
Video: “La otra aventura”, programa mexicano
de Rafael Pérez Gay, emitido hace cinco años, con una síntesis sobre “El gran
Gatsby” y la vida de Francis Scott Fitzgerald, en la primera parte de esta
emisión.
Excelente comentario sobre este gran autor que nos ha dejado obras memorables dentro de la literatura fantástica... Pero, sin olvidar el aporte humano. Lamentablemente, da pena saber que Fitzgerald murió a una edad tan temprana. Siempre nos quedara la duda – como lectores- de no saber cuales hubieran sido sus próximas novelas. (Aunque, se edito una obra póstuma, del autor, sin terminar “The love of the last tyccon”). Pero, bueno la réalité est la réalité"
ResponderEliminarGracias Andrés. Saludos
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