“Cuentos
selectos”, de Graham Greene.
Edhasa,
Buenos Aires, 2016, 275 páginas.
Selección y
prólogo de Guillermo Piro
En Argentina:
275 pesos.
Graham
Greene, quién no lo sabe, fue un gran novelista. Pero también, pese a que él
mismo no les prestaba demasiada importancia, escribió excelentes cuentos,
aunque éstos “retrocedan” respecto de títulos tales como “El poder y la
gloria”, “El americano impasible”, “El revés de la trama” o “El cónsul
honorario”.
Ya hubo una
edición de sus cuentos completos, pero ahora Guillermo Piro vuelve a ellos con
una selección que he preparado y prologado, para que tengamos la oportunidad de
encontrarnos con sus textos irónicos, su visión de la vida, a veces
desencantada, a veces esperanzada, y sus sesgados diálogos con un Dios que
muchas veces lo ha mostrado de una manera peculiar, como si él hubiera
encontrado un camino muy personal para exponerlo. Y exponerse.
Admite el
compilador que fue guiado por la arbitrariedad al seleccionar algunos relatos
notables y otros no tanto. Esa elección personal lo llevó también a dejar de
lado textos fundamentales (por ejemplo, “El ídolo caído”) actuando con la
convicción de que un cuento de por sí contiene a todo Greene, con sus
obsesiones, sus preferencias y su particular mirada sobre la vida y las cosas.
Se destacan
las ficciones en la que los niños tienen preeminencia, tal como ocurre en “Los
destructores”, “La sugerencia de una explicación”, “El inocente”, “Apreciado
doctor Falkenheim” y, especialmente, “Debajo del jardín”.
Una historia enrevesada. Este cuento fue publicado por primera vez en inglés en 1963, en una
selección que luego, en ediciones posteriores, se fue ampliando. “Debajo del
jardín” (que es el más extenso de la serie) empieza relatando una historia que
nos remite a la enfermedad y a las reflexiones existenciales para, a poco
andar, dar una vuelta de tuerca de tal naturaleza que nos sumerge en un ámbito
muy diferente, que tiene que ver tanto con la fantasía más absoluta como con
las reflexiones religiosas. Y quien nos lleva a ello es el personaje principal
del relato, William Wilditch, el que recibe la información de que padece un
cáncer difícil de extirpar, lo cual lo lleva a viajar a la propiedad donde
vivió su infancia y que en la actualidad es propiedad de su hermano George.
Las
diferencias entre hermanos surgen de inmediato, aunque la historia seguirá
derivando a otras instancias muy distintas. El disparador es una composición
escolar que rescata en la casona familiar que fuera aprobada en el colegio al
cual asistía William y que fuera cuestionada por su madre. Pero esa
composición, que buscaba recoger una experiencia capital vivida por el
protagonista, no reflejaba lo que vivió –o soñó- cuando visitó una suerte de
pequeña isla ubicada dentro de la finca.
Para reconstruir
lo que le ocurrió, escribe su nueva propia versión de los hechos y entonces el
extenso relato pasa a otra instancia, en la que prevalecen la aventura y la
absoluta fantasía. La pequeña isla se transforma en un espacio infinito y por
lo tanto es factible que el pequeño William encuentre un gran túnel subterráneo
en el que “reinan” dos viejos terribles, que lo retienen durante un tiempo que
no se puede medir en términos terrenales.
Y así la
historia que comenzó hablando de enfermedad y muerte, se proyecta hacia la
aventura, la imaginación infantil y las mismas noticias del Infierno (porque no
es otro el lugar donde viven los terribles viejos). ·William no logra
determinar si lo que recordaba fue vivido o soñado y no se decide por una u
otra cosa. Porque es Greene el que no lo decide y deja la historia abierta a la
libre interpretación del lector.
Los restantes relatos. En las dieciséis historias seleccionadas prevalece el humor, que cobra
distintos tonos, algunos considerablemente oscuros, como ocurre con “Los
destructores”, en el que un grupo de niños, hijos
de la Segunda Guerra Mundial y de los bombardeos de Londres, se convierten en
“termitas” de una determinada vivienda. Hay un humor más urbano y jocoso en el
clásico “El hombre que robó la Torre Eiffel” (delante de todo el mundo y sin
que ese mundo lo advierta) y una historia más trágica que cómica en “Apreciado
doctor Falkenheim” con un presunto Papa Noel incluido.
Dos textos
distintos se presentan en esta selección: “La película verde”, muestra a una
pareja en su madurez visitando lugares prohibidos en un innominado país
asiático. Ante la insistencia de la mujer asisten a la proyección de una
película pornográfica, tan vieja como inesperada, que sumerge al hombre en su
propio pasado y proyecta a ambos a un presente y, especialmente, a un futuro
incierto debido a que los sentimientos y los deseos ocultos cobran inesperado
papel protagónico.
El segundo,
de final quizás previsible pero también terrible, es “Una oportunidad”, que
sumerge a un inglés, Míster Lever, en pleno corazón de África, tratando de
encontrar a un contratista que compre unas máquinas que necesita vender para
recuperarse económicamente. En este cuento, Greene se luce y seduce, mostrando
el choque cultural que se da entre los prejuicios del protagonista, que todo lo
desconoce de África, y la vida primitiva –y también contaminada por la codicia
que han despertado entre los nativos las pésimas costumbres occidentales. Hay
mucha ironía en este relato en el que calor e ignorancia supina cobran papel
protagónico, en un mundo abandonado, hambreado y ganado por las enfermedades y
la soledad. Un gran texto.
Como también
lo es “Al otro lado del puente”, la historia de un expatriado que desde México
mira con nostalgia ese “otro lado” que son los Estados Unidos, cuyas tierras están
tan próximas pero a las que no puede regresar.
“¿Puede
prestarnos a su marido?”, que conserva la buena traducción del argentino
Enrique Pezzoni, es una clásica comedia de Greene que lo muestra con su humor
mordaz, hablando de sexo y homosexualidad en un tiempo (década de 1960) en que
esos temas se mostraban de manera elusiva, aunque ya había “explotado” el
fenómeno “Lolita” y Françoise Sagan era éxito de librerías, Es otro de los textos que Piro
ha hecho muy bien en rescatar.
En síntesis,
y como ocurre habitualmente en Greene, leer o releer sus historias es un
excelente motivo para encontrarse con la buena literatura, con el placer de
la ficción bien escrita. Recomendable compañía para estos días de verano.
![]() |
Edición inglesa de los cuentos de Greene |
“Sintió una gran alegría cuando el muchacho que marchaba
en cabeza señaló una excavación rectangular practicada al borde mismo del
camino. Míster Lever comprendió. Davidson había pasado por allí. Era como una
breve fosa, pero de profundidad superior a la corriente. En su fondo podía
verse un agua negruzca, y las estacas colocadas para impedir el desplome de los
lados empezaban ya a pudrirse. El agujero debió ser abierto cuando terminó la
estación de las lluvias. Aquello no parecía más que un detalle significante, poco
en consonancia con los planes y proyectos que habían llevado hasta allá a míster
Lever y su trituradora mecánica. Estaba acostumbrado a las grandes empresas
industriales, la vista de pozos, el humo de las chimeneas, las hileras de
casitas para obreros, el sillón de cuero de la oficina, el buen cigarro habano,
los apretones de manos… y de nuevo volvió a considerar que había caído muy bajo.
Era como si hubiese de realizar grandes negocios junto al agujero excavado por
un niño, en un jardín abandonado y lleno de hierbajos·.
Datos para una biografía:
Graham Greene nació
en 1894 en una población cercana a Londres y falleció en Vevey, Suiza, en 1991.
Es reconocido como una de las principales figuras de la narrativa británica
contemporánea. Escribió una treintena de novelas, entre las que se destacan “El
Poder y la Gloria”, “El ministerio del miedo”, “El revés de la trama”, “El
americano impasible”, “Nuestro hombre en La Habana”, “Viajes con mi tía” y “El
cónsul honorario”. Escribió varias obras de teatro y guiones de cine, entre
ellos el de “El tercer hombre”, famosa película dirigida por Carol Reed e
interpretada por Orson Welles. Tomando como base ese guion, escribió luego la
novela del mismo nombre. El cine, precisamente, le ha sido muy fiel, tanto que
se han filmado, para la pantalla grande como para la televisión, más de 70
películas basadas en su obra, la última “Brighton Rock”, dirigida por Rowan
Joffe (2010). Greene fue un heterodoxo católico en tierra protestante, aunque
optó por residir en Francia los últimos años de su vida. Sin embargo, por haber
denunciado hechos de corrupción en Niza terminó trasladándose a Suiza, donde murió.
Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para los servicios secretos
británicos y aunque fue varias veces postulado al Nobel de Literatura nunca lo
obtuvo, presuntamente por sus posiciones políticas de izquierda.
En internet:
Comentarios
Publicar un comentario