“Una voz
escondida” (“Pedar-e aan digari”), de Parinoush Saniee.
Salamandra,
Barcelona, 2016, 267 páginas.
Traducción
del italiano de Carlos Mayor.
En España: 17
euros. En Argentina: 295 pesos.
Entiéndase
este libro como un elaborado simbolismo sobre el Irán de los ayatolas, un país
en el que es mejor callar, no enfrentarse con las autoridades, guardarse para
sí las protestas, los gritos, los males de este mundo. Socióloga, psicóloga,
Parinoush Saniee irrumpió en el orbe literario con “El libro de mi destino”,
anterior intento de “contar” la realidad iraní que, si bien tuvo gran
repercusión internacional, terminó siendo prohibida en su país.
Regresa ahora
con “Una voz escondida”, en la que habla del pequeño Shahab, quien se niega a
hablar a pesar de tener ya edad para hacerlo y sin que exista en él ningún
problema físico que se lo impida. El problema de Shahab lo tiene con el mundo,
con un cosmos familiar que no lo comprende y que por eso lo subleva. Las
palabras le quedan atrapadas en la garganta y más se incomoda cuando comienzan
a llamarlo “tonto”. Al principio, por ser tan pequeño, creyó que era una
especie de halago, pero cuando estuvo a punto de morir porque otros niños
querían que tomara un agua servida, envenenada, comprendió que se lo denigraba
y marginaba, más sintió odio y decidió guardar una distancia decisiva con el
mundo.
Ese mundo que
lo agrede queda sintetizado en la figura del padre, Naser, un hombre que sólo
vive para la figuración y que, aunque se “desloma” trabajando para que su
familia no sufra privaciones, descuida a su hijo, más bien le produce un gran
rechazo, porque por ser “tonto”· se siente humillado ante los demás. De ahí que
prefiera, y exija, a su hijo mayor, Arash, brillante alumno, quien en aras de
complacer a su padre y no perder en ninguna instancia su “carrera” exitosa,
descuida todo lo demás, adoptando una vida que termina siendo miserable por su
egocentrismo.
La familia paterna,
representada por la exigente abuela de Shahab, opuesta al casamiento de su
hijo, carente de afectos hacia su nieto, también representa la autoridad, más
bien el autoritarismo, para el sensible niño y para su madre, que trata de
protegerlo aunque por hacerlo muchas veces se equivoca.
Será la
abuela materna del pequeño enmudecido, Bibi, una anciana de provincias, quien
llevará un poco de sensatez a esa casa, ubicada en la capital, Teherán,
abrumada por las normas y el qué dirán. Y será también quien acudirá en auxilio
de Shahab, un niño sensible y confundido, necesitado de afecto y comprensión.
Cierto tiempo ha pasado. Como señalé, Saniee es centralmente una socióloga, y la base de “El libro
de mi destino” fue una investigación de campo que desarrolló la autora sobre
las condiciones de vida de la mujer en el Irán de comienzos del siglo actual,
cuando gobernaba el un tanto moderado Mohamad Jatami.
Pese a ello,
la sumisión de la mujer ha sido una constante. Al respecto, así se ha expresado
la autora: ”Me di cuenta de que hay una generación de mujeres que no
tuvieron oportunidades y que, sin embargo, lo dieron todo, cargaron con
demasiadas responsabilidades: mantener a la familia en medio de la revolución,
trabajar fuera cuando faltaba el hombre, perder a sus hijos en la guerra o en
el exilio. Dieron tanto de sí mismas, sacrificaron tanto, que se olvidaron de
ellas. Y me sentí obligada. La mayoría se había casado entre los 14 y 18 años,
sin conocer a los maridos elegidos y cuando su corazón estaba en algún otro
lugar, en algún chico de camino al colegio”.
La situación
se vio aún más complicada cuando accedió a la presidencia Mahmud Ajmadineyad,
un fundamentalista que gobernó Irán entre 2005 y 2013, acentuando el
oscurantismo y la represión. En ese contexto en el que debe ubicarse la
historia de Shahad, una ficción que parte del hecho real de que un niño no
habló hasta los siete años y que resultó el “disparador” de la novela,
traducida este año a nuestro idioma aunque su edición original data de 2006.
Esto implica
que ha pasado un cierto tiempo y que, al parecer, con el gobierno del más
moderado Hasan Rouhani (presidente desde 2013), ciertas situaciones han tendido
a modificarse, aunque el régimen de los ayatolas se mantiene, así como los
castigos, fuerte censura (recuérdese el caso del director de cine Jafar Panahi,
condenado a prisión y con prohibición de filmar por veinte años), las
costumbres arcaicas y hasta los ajusticiamientos públicos y masivos.
Deduzco que por ese
ámbito opresivo y por los avatares que le provocó su primera novela, la autora
ha optado por alegorías y símbolos que matizan a la novela desde principio al
fin. Más allá de ello, Shahab le hace saber al mundo, en el comienzo y el final
de la novela, que las heridas abiertas nunca cicatrizarán. Y que siempre
interpelará a quienes lo han rodeado sin comprenderlo.
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Teherán |
“Me ponía
nerviosísimo cuando mamá repetía aquello de ‘tu padre’, ‘tu padre’.
-¡Qué tonta es tu
madre! –decía Ari (personaje imaginado por Shahab)- Ése no es nuestro padre,
sino el de Arash. ¿Cómo es posible que no lo comprenda, ella que sabe hablar y
es tan espabilada que intuye lo que queremos? ¿Es que no entiende que los hijos
buenos, sanos, guapos e inteligentes son de los papás y que los estúpidos, feos
y enfermos, que no saben hablar, son de las mamás? Si prestara un poco más de
atención, si escuchara las palabras del padre de Arash, lo comprendería… Pero
siempre está distraída. Está abatida por nosotros y no se da cuenta de que el
padre de Arash, cuando lo llama, siempre dice: ‘¡Ven, hijo mío!’ Va por todas
partes diciendo orgulloso: ‘¡Éste es mi hijo!” Cuando lo mira, sonríe de
alegría con los ojos. A nosotros, en cambio, prefiere no vernos. No le gusta
mostrarnos a los demás, hasta el punto de que siempre dice: ‘Janum, ve a
recoger a tu hijo’, que es un poco como decir: ‘Éste es hijo tuyo, no mío’ ¿Por
qué mamá no lo entiende? Nosotros a él tampoco le hacemos caso. Con mamá nos
basta”.
Datos para una biografía
Parinoush Saniee nació en 1949 en el
seno de una familia erudita de Teherán. Socióloga y psicóloga de formación, es
autora de “El libro de mi destino” (edición original, 2003,
traducido al castellano en 2014) y “Una voz escondida” (edición original,
2006, traducida en 2016). La primera de ellas nació como resultado de un
proyecto de investigación realizado en torno a la generación de mujeres que
vivieron la Revolución durante su adolescencia. A pesar de haber superado las
veinticuatro ediciones, la novela fue prohibida en Irán y publicada
clandestinamente. Los derechos de traducción se han vendido a veinticinco
países, y en 2010 obtuvo el prestigioso Premio Bocaccio a la mejor novela
extranjera en Italia. Ha escrito otros dos libros, que aún no han sido
traducidos. Parinoush Saniee vive en Teherán, donde se dedica a escribir, leer
y pintar. Vivió en Estados Unidos, pero decidió regresar a su país. Es viuda y
tiene dos hijos que residen fuera de Irán.
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