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“Como escritor –ha dicho el italiano Paolo
Giordano- me siento un explorador. Lo verdaderamente interesante de escribir es
poder explorar, profundizar en algo concreto; en mi caso, profundizar en algo
que tiene que ver con el comportamiento humano”. Esa inquietud ya reflejada en sus iniciales
trabajos, vuelve a quedar expuesta en “Como de la familia”, la tercera novela
del joven autor quien irrumpiera con fuerza inaudita en el panorama literario
con “La soledad de los números primos”, en 2008, ficción que hablaba de los
sentimientos de la pareja contemporánea, de las dificultades de comunicación. Estos
temas vuelven a darse cita en su nuevo trabajo.
La exploración de los sentimientos humanos parece
obsesionarlo. En este caso Giordano nos habla de una pareja joven, integrada
por un joven físico y su esposa, Nora, y de las dificultades que ambos afrontan
para convivir en el día a día, pero que de una manera impensada irá atemperando
la señora A., mujer mayor contratada para la limpieza que de a poco se
transformará en una especie de hada protectora familiar, que incidirá en sus
vidas y, de manera especial, en el pequeño Emanuele, hijo de la pareja.
No se quiebra ningún
secreto si agrego que el narrador y Nora se ven conmovidos porque, en el mismo
comienzo del relato, ambos se enteran que la señora A., luego de haberlos
atendido durante ocho años, ha fallecido luego de luchar sin suerte contra un
cáncer que primero afecto sus pulmones y luego se extendió por casi todo su
cuerpo.
Con su manera tan
medida de narrar, Giordano habla tanto de la enfermedad de la anciana como de
la crisis que afecta a la pareja, un matrimonio inestable en sus emociones y
con dificultades crecientes para mantenerse unido. Tanto el narrador/esposo
como Nora suelen aislarse cuando sus sentimientos quedan expuestos y, también,
sensibles como son, para mostrarse fuerte el uno ante el otro.
“Rubiana
–dijo Nora observando
perpleja
la colina cubierta por el
bosque-.
Imagínate pasar toda
la vida
aquí”.
Marcadas
diferencias
“Ella –ha señalado
el autor al hablar de la señora A.- les mitiga la inseguridad y da la sensación
de hacer las cosas bien”. Actúa como un hada benefactora y por eso la pareja la
bautiza Babette, es decir tomando el nombre de la criada de dos ancianas que las
protege sin que ellas se lo pidan y que llega a gastar toda su fortuna –ganada
en una lotería- para ofrecerles un banquete inolvidable, según el famoso relato
de Isak Dinesen.
Las marcadas
diferencias sociales entre la pareja y la señora A. se manifiestan nítidas
cuando, a regañadientes, los jóvenes se trasladan a Rubiana, próxima a la
ciudad de Turín, donde viven, accediendo así a la invitación a comer en la casa
de la fámula, en la que conserva al máximo las pertenencias de su esposo
fallecido, Renato, con cuyo fantasma parece convivir.
“No estábamos
acostumbrados a sentarnos en la mesa con la señora A. Aún no. A pesar del trato
cotidiano, pervivía entre nosotros una relación implícitamente jerárquica según
la cual, a lo sumo, mientras comíamos y hablábamos de nuestras cosas ella se
quedaba de pie, ocupada en algo”, admite el personaje narrador.
Pero el “aún no”
expresa la presencia de una fisura, que implica un acercamiento afectivo a la
señora A. que se irá acentuando hasta que la mujer, pese a su cosmovisión
conservadora que poco admite de las costumbres contemporáneas,
terminará imponiendo su presencia benéfica en la vida de sus patrones.
“La
llamábamos así, Babette. El
apodo nos
gustaba porque sugería
cierto
grado de pertenencia” (escena
de la
película “La fiesta de Babette”,
dirigida
por Gabriel Axel)
La cruel
enfermedad
"La parte violenta
del libro –precisa Giordano- es la que hace referencia al detalle médico, que
he querido mostrar de forma muy precisa, de manera que acaba siendo un choque
con el lenguaje sencillo y cotidiano de la señora A”. Y ha añadido: “El
lenguaje médico es rígido, violento, incluso punitivo”.
El escritor turinés
trasladó a la ficción un episodio real, el hecho de haber visto padecer a “una
mujer muy parecida a la señora A.” la misma enfermedad. Al punto de incluir la
siguiente leyenda en el libro, previo a su comienzo: “Esta novela es un
fragmento de una historia auténtica y dolorosa, elaborada literariamente. Las
desviaciones de la realidad no alteran de forma significativa la esencia de los
personajes en los que se inspira”.
Cuando en la novela se
habla de la enfermedad no hay medias tintas y por lo tanto Giordano muestra a su
personaje, que ha sido siempre activo y optimista, en un retroceso inexorable, tanto
físico como mental. Pero además de ser punzante con la forma como los médicos suelen
tratar a sus pacientes (hay excepciones, pero en el libro no aparecen), el autor
también se dedica a lanzar sus críticas a los llamados tratamientos alternativos
que, por cierto, no dan resultado alguno: “Caer en la trampa de la superstición,
convencerse de la existencia de un remedio fácil, era el enésimo engaño en el que
el tumor había metido a la señora A.”, afirma en determinado momento el personaje/narrador.
Texto muy
medido que, aunque hable de sentimientos, de emociones, nunca desborda. Sin duda
Giordano ha sabido contenerse para no caer en los lugares comunes, confundiendo
sensibilidad con sensiblería. Ha admitido además que su generación vive por definición
una situación de inestabilidad y por eso tiene una cierta nostalgia del pasado.
Pasado que contiene, refleja la señora A., que llega de otros tiempos para decirles
a los jóvenes que busca proteger que la familia aún es posible. “Tenemos que reinventar
ese modelo”, sugiere el autor.
“Cuando la dejamos dormía profundamente. Al salir eché un vistazo por la ventana.
No me habría sorprendido distinguir, ante los bordados de la cortina y el doble
cristal, a un pájaro exótico posado en el alféizar, con plumas amarillas y azules,
una cola blanca de algodón y los ojos oscuros, graves pero compasivos, clavados
en todos nosotros”.
Perfil
Paolo Giordano nació en
Turín en 1982 y es licenciado en Física Teórica. Con tan sólo veintiséis años,
se convirtió en un verdadero fenómeno editorial al publicar su primera novela,
“La soledad de los números primos”, por el que recibiera diversos galardones,
entre ellos los premios Campiello Opera Prima y el Strega, considerado el más
importante de Italia. Su novela ha sido traducida a diversos idiomas y llevada al cine en 2010 por
Saverio Constanzo, con quien escribió el guión de la película. Ha colaborado
con diversos medios de comunicación y por ese motivo viajó dos veces a
Afganistán, desde donde escribió sendas crónicas sobre la guerra que allí se
viene librando desde hace más de una década. De esas experiencias tomó datos
para “El cuerpo humano”, su segunda novela editada en Italia en 2012. “Como
de la familia”, fue publicada en su país el año pasado. Escribe en periódicos y
es autor de una veintena de relatos que aún no han sido compilados en libros.
Ha escrito también varios ensayos científicos, pero en la actualidad se dedica sólo a
la literatura. Sigue residiendo en Turín.
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Algunos enlaces:
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Video: Entrevista de Luigi Ferraiuolo, para
Televisión 2000 de Italia (3/6/2014, duración cuatro minutos; en italiano)
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