PROHIBIDO MORIR AQUÍ, DE ELIZABETH TAYLOR


Novela sobre la soledad y la nostalgia, también sobre la tristeza que depara ser anciano en una gran ciudad, Prohibido morir aquí es el rescate tanto de un gran relato como de una narradora muy poco leída entre nosotros, como lo fue la inglesa Elizabeth Taylor.

La primera, obvia, y también intrascendente confusión tiene que ver con su nombre, idéntico al de la famosa actriz norteamericana. Pero la inglesa supo ir por carriles diferentes, en los que la frivolidad y la exhibición personal estuvieron ausentes de manera absoluta. A ella, de timidez extrema, no le importaban las promociones ni ser conocida, sino poder contar historias humanas, y logró hacerlo con gran solvencia, como lo demuestra esta novela, considerada una de las mejores, si no la mejor, de su producción.

Prohibido morir aquí transcurre en el Londres de comienzos de la década de 1970, que iba rompiendo con su estilo conservador mientras empezaba a recibir a inmigrantes de todo el mundo, quienes terminaron transformándola de manera radical. Pero en el hotel Claremont unos ancianos, residentes permanentes, resisten los cambios mientras comprueban cómo, momento a momento, el mundo que conocieron va extinguiéndose hasta desaparecer.

A ese ambiente penoso, de costumbres mezquinas y comida repetitiva y poco abundante, de ritos consagrados y ausencia de emociones, llega la señora Laura Palfrey, “alta, corpulenta, con rostro noble, cejas oscuras y mandíbula de contorno firme”. Su porte era propio de un hombre y, dice Taylor, “a veces, cuando se ponía un traje de noche, parecía un general ilustre disfrazado de mujer”.

Se podría decir que Palfrey se encuentra “desnortada”, ha perdido toda referencia porque, también, lo perdió todo, en el sentido de que vida cotidiana, valores, referencias firmes, se han diluido luego de que quedó viuda y no encontró refugio en la casa de su hija. Llega entonces a una tierra de nadie, ese hotel desangelado, donde parecen esperarla algunos seres como ella misma, que han perdido también el sentido de las cosas. El propio sentido de la vida.

A no equivocarse, porque Taylor no se propone contar una historia de desdichas continuas, sino que elige a Palfrey porque, precisamente, pese a los continuos embates, ella no es una mujer derrotada. Por el contrario, en todo momento busca resistir para seguir dándole motivos a la propia existencia.

Un tropezón que la hace caer en la vereda, provoca que concurra en su auxilio un muchacho pobre, y también solitario, al que llaman Ludo y que intenta concretar la escritura de una novela en medio de la indiferencia de la gran ciudad. Ese encuentro, que derivará en situaciones imprevistas y graciosas, le dará “sal” a la vida de la viuda y también un sentido al novelista en ciernes.

De ahí en más, aunada por el afecto que se verá acrecentado por la indiferencia, cuando no la hostilidad, con las que ambos son tratados por la Ciudad, la extraña pareja consolidará un encuentro vital que, con sus idas y vueltas, terminará “explicando” al relato, confiriéndole una notable densidad. Gran rescate.

La novela se tituló en inglés La señora Palfrey en el hotel Claremont y con ese mismo título fue llevada al cine escrita por Ruth Sacks Caplin y dirigida por el norteamericano Dan Ireland, con Joan Plowright en el rol de Laura Palfrey. En nuestro idioma se la conoció como Una dama digna. En nuestro idioma este relato tuvo una primera edición española con el título de La señora Palfrey en el hotel. Prohibido morir aquí, nuevo título local, surge de una frase dicha por Palfrey a Ludo, de gran significación en el relato.

Elizabeth Taylor (1912-1975) nació en Berkshire, Inglaterra. Su padre era agente de seguros y su madre modista. Se educó en la escuela Abbey, de Reading. Trabajó como institutriz y como bibliotecaria. A los veinticuatro años se casó con John William Kendall Taylor, un reconocido pastelero y dueño de una fábrica de chocolate. Tuvieron dos hijos. Antonia Fraser señaló que era una de las autoras más injustamente olvidadas. Pero el primero que reconoció su talento fue Peter (Pan) Davies, quien publicó At Mrs. Lippincote’s en el año 1945. A ese libro le siguieron otras doce novelas y cinco libros de relatos. Poco difundida entre nosotros, en España se publicaron algunas de sus novelas, entre ellas La señorita Dashwood (1946), Una vista desde el puerto (1947), El juego del amor (1951), Ángel (1957) y Un alma cándida (The Sould of Kindness, 1964). Prohibido morir aquí fue la última novela que publicó en vida.

(Mrs. Palfrey at the Claremont). La Bestia Equilátera, Buenos Aires, 2018, 253 páginas. Traducción de Ernesto Montequin. En Argentina: 470 pesos.

Video: trailer de Mrs. Palfrey at de Claremont, película de 2005 dirigida por Dan Ireland. Subido a YouTube por Westlakeent el 7.8.08. Duración 1,51 minutos. En inglés.

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